domingo, 15 de enero de 2012

Travesía.

Rodeado entre montes no sé ni siquiera a donde voltear, los peñascos me miran desde el horizonte cuál si fueran aquellos vigilantes de mi alma, lo hacen como su presagiarán la gran travesía que estoy a punto de recorrer, todo para llegar hasta ti.

Debajo del camino los espejos de agua me acompañaban en mi recorrido,me alientan a seguir adelante con el brillo que arrojan hacia mi, yo no pienso descansar hasta llegar hasta mi destino, hasta tener a lado mío a ese hermoso ser que me llena de inspiración.

Cual trotamundos no hallo un placer más exquisito que viajar, no hay como divisar el alegre paisaje de un valle justo cuando estas en la cima de algún nevado volcán, solo cambiaría el hermoso atardecer mientras estás a la orilla del mar por el tierno mirar que derramas sobre mi cuando estamos juntos.

Tus labios me recuerdan esas lunas color carmesí que se alzan sobre los más densos bosques, logrando un paisaje único, enigmático, tan parecido a tu sonrisa, esa dulce mueca que ilumina mi ser cada vez que la veo.

Los primeros rayos del amanecer sobre el horizonte hacen que la espera y el camino sean más cortos, siempre con la imagen tuya pegada a mi mente, esa bella figura por la cual la travesía vale la pena continuar.

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