Si pudiera vivir en ti...

Si pudiera vivir en ti,

¡diablos!, que cosas haría, 

me la pasaría tan feliz, 

que ya nada me importaría.

Si pudiese vivir en ti,

en ese maravilloso cabello,

que como olas negras baja,

cubriendo ese angelical cuello.

Si me permitieran vivir en ti, 

en ese mágico pecho tuyo,

ese en donde empiezas a sentir,

y de el me apodero.

Su pudiera vivir en ti,

jamás te haría falta nada,

pues cada momento sin pensar,

te haría sentir amada.

Si pudiera yo vivir en ti...

Cadenas

Un ser con la mirada vacía, 

canto agonizante del pájaro herido,

de un ave con las alas rotas,

pero con los sueños prendidos.

Triste estación de meteoros;

rocas incandescentes que se estrellan en mí,

que me atraviesan, 

que me hacen fuerte,

matándome lenta y sutilmente.

Vacío de palabras cotidianas,

frialdad entre abrazos cercanos,

y de pronto, el silencio;

gritos y vociferías de gente que no está,

de mundos paralelos,

de universos que nunca chocaran,

y jamás se entenderán;

de mágicos destellos de cercanía,

umbrales de luz jamás cruzados,

gotas de miel que caen en la nada,

suspiros de dolor angustiados.

De pronto las estrellas salen del cuerpo,

como desenterrando las cuchillas,

acero gélido que traspasa mis pupilas.

gotas saladas que inundan mi interior, 

vacío de gente en mi corazón.

necesidad de paz para la razón

y aquél grito ahogado que quiere escapar,

búsqueda de libertad interminable,

emancipación etérea que nos exige,

momento de soledad que es como un sol.

Bésame...

Bésame, despacio, como la calma,

tan fuerte como un ciclón,

consiente,

con toda tu aplastante pasión.

Bésame, con todas tus manías,

contágiame de tus locuras,

hazmae soñar, con esos esos puros que me das,

con esa paz que encontré en tus labios de cristal.

Bésame, envuelta en tu llama,

comparte tu flama en mi hoguera,

que yo te besare desde las brazas de este corazón.

Bésame entre todas tus dudas,

que yo te besaré con todas mis seguridades.

Te hago poesía...

Las mejores letras que te he escrito,

se dividen en dos,

las que te llenan la mente cuando yo lo firmo

y las que rondan tu humedad al hacer el amor.

Encuentro poesía en tu caminar,

en ese beso exacto sobre mi mejilla,

en el olor de tu momento más pasional,

en tu boca bendita al momento de amar.

Escribo poesía,

no solamente aquí,

la escribo en tu mente cuando me piensas,

la escribo en tus ojos cuando te puedo mirar,

la escribo en mi pecho en cada palpitar.

Yo vivo un poema,

atado a tu bello cuerpo,

en tu cintura y en tu caminar,

a esas palabras que tú me regalas, 

tus "buenos días, amor" que me han de salvar.

Por eso yo escribo mis versos en ti,

en ese papel en donde he de amarte,

en el sentir de tu piel,

porque tu no puedes ser poeta,

eres el poema en sí.

Te quiero.

Te quiero libre,

te quiero viva, 

te quiero vociferante,

porque te quiero a ti.

Te quiero fugaz,

te quiero eterna,

te quiero guerrera,

te quiero aquí.

Te busco sin vela,

te busco a tientas,

te busco en otras bocas,

te encuentro en la propia.

Te quiero,

te busco,

te encuentro,

te pierdo 

y te vuelvo a encontrar.

Por eso te quiero a ti,

a tu suspirar,

con tus gemidos y gestos,

con tus gritos y ademanes,

con tus celos y besos,

con tus pasiones y males,

con todo lo bueno y malo,

porque al final, te quiero a ti.

Ajedrecista...

Vivo preso en el tablero de tus piezas,

me mueves a tu voluntad,

como un peón,

termino siendo carne de cañón, 

expectante a tus impulsos y deseos,

esos de ganar una guerra de papel.

A tu criterio me transformas,

soy un rey, solamente un momento,

al servicio de mi reina,

por un instante dueño de todo,

sin titubear tan solo me conviertes en un alfil.

Lucho por ti,

esta guerra que vivo en tu tablero de ajedrez,

tan cruenta y horrible como ella misma,

solamente para escuchar de tu voz,

ese jaque que me envía directo al olvido.

Al primer amor...

A Ana M. Santos G.

Contigo nunca he sabido usar las palabras,

sin embargo siempre sabes lo que quiero decir,

desde siempre has secado mis lágrimas, 

y nunca, nunca, nunca te he podido mentir.

Siempre logras meterte en mi mente,

para ti no existen barreras,

eres ese pedazo de cielo que Dios nos dio,

ese ángel que nos cubre en su regazo,

la mujer que nos hace creer.

Para ti no hay palabra precisa,

que contenga mi total gratitud,

no hay acción, por más grande que exista,

para pagarte lo grande de tu amor.

Tú, bella mujer que me has visto en la nada,

que sonriendo fue como usted me recibió,

tú, mi bella diosa encarnada,

la mujer que la vida entera el creador me regaló.

Hoy le escribo al amor de mi vida,

al primer y verdadero amor,

a la mujer que cabe en todas mis sonrisas,

a la verdadera dueña de mi corazón.

Mi mente repite tu nombre mientras hablas,

pero mi corazón es quien desde niño te nombró,

eres tú, la más bella dama,

mi madre hermosa que con fuerza amo yo.

Quiero compartir contigo...

Yo quiero compartir contigo algo,

de esas cosas que no son tan comunes,

como mi taza de café,

mi recuerdo,

una vida.

Compartir confesiones ocultas en un te quiero,

en un ¿cómo estás?

escondidas en un pásame esa cosa,

tan simples como una sonrisa de nuestras bocas.

Quiero compartir contigo lo sutil del respirar,

el pestañeo de tus ojos hermosos,

el simple hecho de despertar,

compartir contigo un sueño.

Quiero compartir contigo eso,

eso que no podemos tocar,

eso que no sabemos llamar,

esto que estoy sintiendo en el pecho.

Toro

Late muy fuerte queriendo salir,

ese toro que esta encajonado en el pecho,

ese que está esperando por ti,

ese que al verte retumba por ir por ti.

Latido a latido se quiere salir,

ese toro que esta apretalado en sollozos,

ese terco animal que busca escapar,

que quiere desmontarme en un trecho.

Este toro que ya monto yo,

ignorante de su poder verdadero,

aún pensando que dominarlo pueda,

en sus lomos entre reparos y acción.

En tus ojos ya me estoy viendo,

ese es el sonido que puerta pide,

esa sutil inyección de amor,

de adrenalina que en mí fluye.

Es así que al final llegué yo,

con el toro que llevo en el pecho,

ese que al besar tus labios logró,

que el amor reinara otra vez en mi huerto.

Para hablar de ti y de mí...

Para hablar de ti y de mí no hacen falta palabras,

basta con mirar el cielo,

con escuchar las olas del mar,

con un susurro suave del viento.

Es sencillo si tan solo dejas de pensar,

mirar una sonrisa de niño,

un abrazo maternal,

ese beso exquisito,

eso basta para podernos expresar.

La descripción es superflua, 

el chiste en saber apreciar,

esas palabras que nos describen,

donde el silencio es tan normal.

En esas palabras cabe perfecto,

eso que no sabemos explicar,

eso que los dos sentimos,

que empieza con el despertar.