Fragmentos

Coleccionemos juntos los fragmentos del tiempo,

unámonos en la eternidad de dos siluetas,

de dos besos que acercan corazones,

de caricias que funden el alma, 

en fin, de unas cuantas emociones.

Logremos juntar fragmentos de eternidad,

derribemos las barreras de la soledad,

unamos lo disperso del universo,

y vivamos juntos la magnitud del cosmos.

Solos tú y yo,

en la inmensidad de la nada,

coleccionando fragmentos de pasión,

de esos que nos funden el alma.

Clavada

Me gustaría tenerte clavada en mis pupilas,

verte a cada hora, cada segundo,

verte caminar desnuda por la habitación,

con tu desfachatez de ir por un vaso con agua en la madrugada,

mirar tus lunares que rondan tu pecho,

ese pecho que encarna dos senos perfectos,

dos pedazos de cielo que alborotan mi pasión,

resumen de un paraíso añorado,

sutil esencia de ti que me desnuda,

más de alma que de cuerpo,

dejándome temblando frente a ti,

viviendo adentro de tu piel canela,

o de tus labios carmín.

Me gustaría tenerte clavada en mis pupilas,

para así legitimar esta ansia inhumana, 

este clamor tonto de quererte besar,

de quererte hacer mía a cada segundo,

este tonto pensamiento,

que ya te tiene clavada en mi alma,

el mismo que con una chincheta está pegado en mi mente,

el susurro que me llena de calma,

por eso me gustaría tenerte clavada, 

más que en el corazón,

en esta mirada que te clama.

Hogar

Entre los dátiles del deseo se esconde tu rostro,

magnifico, poderoso, sutil,

como ese suspiro encerrado en una urna de cristal,

en esos besos mandados en una rosa,

en esos versos escritos en el sofá, 

en las miradas a los ojos que te sonrojan.

Tus labios, como dos barreras me nombran,

me alejan y me atraen,

gravito en la inmensidad de tu mirada,

surfeo las olas poderosas de tus pestañas,

y luego, me encuentro a mí,

escondido en el fondo de tu espacio,

amarrado a un corazón latente,

poderoso orbe de paz,

lugar que me abraza a sí,

hogar.

Nocturnal

Mítica y callada como una catedral,

estoica y superflua,

imponente,

como un chorro de agua que se despeña,

poderosa y ruin,

pensando en tus fragmentos,

esos que te hacen inmortal.

Gajo a gajo me despojas de mí,

tibia resolana de un verano lejano,

lúcida mente de un sabio sin nostalgias,

granizada de sentimientos de ti,

me separan de mí,

me hacen una extensión de tus labios.

Suave trote de mi sangre al pasar,

me convierto en una simple migaja,

literatura creciente para el hogar sepulcral,

bibliografía ligada a la muerte.

Remembranzas sutiles de tus besos callados,

dulces lanzas que entierras en mí,

manantial de luciérnagas que alumbran mi soledad,

lugar donde la pasión nace a borbotones,

y al final, solo tú,

como la firma de artista al final de la obra,

el punto final de un poema puro,

la felicidad en tus manos,

mi ser en tus labios.

3...

Detrás de las cortinas se esconde,
¿Qué se esconde?
¿Mi soledad?
¿Este eterno hastío hacía el amor?
tal vez,
el amargo sabor de la derrota,
o tu suave voz enjuagada en el tequila,
este mismo que hoy me bebo,
cual si fuese tu recuerdo,
esperando a tu fantasma al fondo,
esperando que me beses al final.

Tal vez solamente estoy loco,
o soy adicto a un amor imposible,
o al dolor, al masoquismo de amar lo imposible,
de anhelar historias de Benedetti,
que bien sabemos no escribieron para mí.

Tal vez, tan solo es dolor...

Sonrisa...

Te colaste con una sonrisa,

mis barreras rompiste hoy,

con tu mágica caricia,

al cielo me eleve yo.

Fue tu hermosa carita,

o tus labios , no lo sé,

pero al verte sonriendome, linda,

a tus pies mi razón hoy quedó.

Te pudiera decir hoy mil cosas,

mil poemas de mucho amor,

las canciones más bellas del mundo 

y cantarte con tanta pasión.

Sólo deja que abrace tu cuerpo,
tú descansa mientras te veo yo,
con tu cabeza recargada en mi hombro,
muchos siglos puedo esperar hoy.

Sutiles memorias de ti...

Mirando el nublado cielo te recuerdo,

la nostalgia artera que me roba suspiros,

que me liga a ti,

a esta soledad compartida por ambos,

dos corazones antes unidos en un amor,

hoy enlazados por la tristeza,

unidos por esa nostalgia de quien no está.

Hoy estoy aquí, 

persiguiendo tu olor en mis camisas,

acariciando tu silueta en el aire,

amando a escondidas a tu recuerdo,

seduciendo a la nada.

Hoy estoy aquí, 

borracho de remembranza, 

ahogado en el licor de esos momentos,

de esas sutiles memorias de ti.

Hoy estoy aquí, solo, 

tomando mate con tu fantasma,

sigo aquí, en este lugar donde te vi,

y así, tu recuerdo se me desprede,

cae cual hoja seca de un árbol otoñal, 

sin piedad, alejandose de mí,

de esta soledad maldita que me hace pensar en ti.

Hoy te escribo...

Hoy te escribo a ti,

como una carta a la nostalgia,

como un réquiem para el alma,

como un epitafio a la razón.

Hoy te escribo a ti,

como si fuera un informe de mis penas,

una bitacora de mi soledad,

una radiografía de mi tristeza.

Hoy te escribo así,

con la soledad por compañera,

con la precipitación en mis ojeras,

con el alma llena de humedad.

Hoy te escribo a ti,

como si fueras eterna,

como si este amor pudiera,

porque el alma pide más.

Hoy te escribo a ti,

como una carta de despedida,

como una disculpa pedida,

como un obituario a mi corazón.

Hoy te escribo aquí para agradecerte,

que siempre fui feliz,

tan solo con poder verte.

Hoy te escribo aquí, 

por que aquí puedo tocarte,

porque aquí puedo expresarme,

porque aquí puedes leerme...

Ella...

Te traigo clavada en mis pupilas,

en un lugar del que nadie te puede sacar,

eres como una gran obra de arte,

que adorna de mi mente la sala de estar.

Eres familiar para mis pensamientos,

a mi mente te has llegado a instalar,

tienes de todo la justa medida,

para que mi alma tu puedas encantar.

Vives en mi mente como si fuera tu apartamento,

me mueves, me tumbas, me callas, 

me vuelves a amar,

eres la dueña de mi pensamiento,

la mujer que en la calle me puede dejar.

Deja que mi alma recorra por tus manos...

El alma camina por las manos,

nos recorre,

juega a perderse entre nosotros,

con nuestro cuerpo como jardín,

mariposa que sueña con volar mil cielos.

que se expande y se contrae,

al mismo ritmo del latir.

El alma nos camina,

traza mundos en nosotros,

estalla de júbilo al rosar con otra,

quimera efímera de mundos sin tocar,

fantasma vivo de un cuerpo con leyendas,

tratado estoico de nuestra nimiedad,

grito agónico de nuestra enormidad.

Pedazo real que es propio,

resultado de siglos de vagar,

somos solamente depositarios del tesoro,

vehículos que transportan y comulgan en paz.

El alma nos mide nuestros cuerpos,

horizontes planos que caminar,

el alma nos recorre por las manos,

creando mundos si te llego a tocar.

Deja que mi alma recorra por tus manos...