jueves, 30 de marzo de 2017

Me alejaré de ti...

Me alejaré de ti;
con ese valor que tiene el soldado que muere de pie;
con la fuerza de un castillo ante un huracán;
con la nostalgia del hijo con sus padres;
en fin, me alejaré de ti.

Me alejaré de ti,
como el galeón que se aleja del puerto;
como el ave que deja el nido;
como ese corazón roto que no quiere saber más.

Me alejaré de ti,
lo haré con el futuro incierto;
con un te amo a punto de salir;
con los añicos de mi voluntad;
me alejaré.

Me iré de ti;
de esas trémulas manos,
de tu falsa boca párvula,
de ese placebo de paz que me dabas,
de tus piernas que me encantan.

Me alejaré,
por ese camino que me trae de nuevo;
por la soledad angustiosa de un amor fallido,
por el sentimiento puro entregado,
por la pasión que pensé desbordar.

Me alejaré de ti;
no es ninguna amenaza;
lo haré para ver si así quieres;
lo haré por seguir queriéndote;
lo haré por que así lo siento;
lo haré por la sensación de desprecio.

En fin, me alejaré de ti.  

sábado, 25 de marzo de 2017

Mujer, te deseo...

Hoy amanecí deseándote;
más allá de tocarte la piel y besarte los labios;
hoy amanecí con el deseo de verte,
de abrazarte y derrumbarme en vos.

Hoy te deseo;
lo hago como se desea una sonrisa en la tristeza;
una gota en la sequía; 
un abrazo en la soledad;
una palabra de aliento.

Te deseo;
con la fuerza con la que mis manos quieren tocar tu piel;
con la cadencia que mis labios planean besar tu boca;
con el ímpetu de verte cada día motivándome;
te deseo, con esa vehemencia demente. 

Te deseo,
así como se desea el perdón de un ser amado;
como un trino de ave en el más profundo silencio;
como silencio en el más estrepitoso caos;
así te deseo.

Mujer, te deseo...

domingo, 19 de marzo de 2017

Requiem a lo que no pudo ser.

Y al final, así como llega se va,
como una sombra al medio día,
confundido,
cegado ante la ironía de la vida,
esa injusta parca risueña que se lo ha cargado,
ante este sentimiento de impotencia.

Aún me pregunto si fue un suicidio,
si el mismo amor se ahorcó entre tanto;
las palabras no dichas,
los besos no dados,
-esos ingratos que duelen tanto-
o en aquellas caricias que no dimos,
en esa sensación de vacío,
en tus miradas temerosas.

Me susurra la muerte maldita,un asesinato;
de estas ganas que no supieron llenarte,
de estas manos que se quedan con ansias,
de estos destellos malditos de baile,
de los tangos que no danzamos;
de la soledad que me atrae de nuevo,
de ti, sin quererme decir que hay dentro.

Al final, se fue como llegó;
con la solidez de un golpe,
con la sorpresa intempestiva,
con mi corazón en la espuerta,
con la inmarcesible añoranza,
con la ilusión,
con mi corazón entregado.

Se fue, te fuiste, me fui;
como el arrebol con el tiempo,
con la perenne soledad,
con tu intermitente decisión;
con los intentos de los dos por amar.

Se fue,
te vas;
con parte de mí,
con las letras y los susurros,
con los besos y los credos,
con ese preticor de tus manos,
con este engaño de sempiterno;
algo tan etéreo y delicado que no pudo nacer.

Se va, 
doliendo en el alma y en el corazón,
en el ego y en la pasión;
se va, porque así sucede,
porque los silencios pudieron más,
porque la lucha sigue y no;
porque no se supo nunca si habría de llegar.

miércoles, 15 de marzo de 2017

No sé qué hago enamorándome...

No sé qué hago enamorándome,
y lo peor, de ti...
de la niña mala,
del hielo y del frío.

No sé qué hago enamorándote,
luchando por un imposible,
tirando de tus "te quieros",
quizá solo por que te quiero yo;
soñando en tus besos dulces y tibios,
de tus manos flacas y tus abrazos fugaces.

No sé qué hago enamorándome,
no sé qué hago volviendo a sentir;
no sé que hago si la piedra me había invadido;
ni siquiera sé si lo hago bien.

No sé qué hago enamorándome,
no sé qué hago sintiendo tanto por ti;
no sé qué hago si no sé que sientes;
no sé qué hago si no me abrazas siempre;
no sé qué hago sonriendo casa vez que me ves;
no sé qué hago, quizá enloquecí.

No sé qué hago enamorándote,
solo sé que así soy feliz;
no se que hago enamorándote,
tal vez, tú sí seas para mí...

No sé qué hago enamorándote,
no sé qué hago enamorándome,
solo sé que si me das el sí,
todo este otoño será feliz.

sábado, 11 de marzo de 2017

Sigo estando aquí...

Y ahí estaba,
otra vez,
soñando despierto,
imaginando historias que no,
saboreando tus besos,
pensando inútilmente en ti.

Y ahí estaba yo, 
atizando un fuego casi extinto;
o muerto, ¿qué sé yo?

Estaba aferrado a un imposible,
con una canción en mi espuerta,
con un sentimiento en vivo,
con la soledad bien puesta.

Y ahí estaba yo,
soñando contigo,
despertándome sin ti,
con este frío maldito,
con esta ausencia,
con los sinsabores,
con tu intermitencia,
pensando en porque no amas normal,
haciéndome creer que si lo haces,
mintiéndome.

Y aquí sigo yo, 
tarareando a Sabina,
pensando en que mi dirección es la misma,
en que cuando te canses de amores baratos vengas;
en una maldita utopía,
en un deseo que no va,
en mi orgullo y mi paz;
en dejarte partir,
en irme,
en cumplir mi promesa,
en adorarte,
en jamás volverte a decir «princesa».

Y sí, sigo estando ahí... 

domingo, 5 de marzo de 2017

Te imaginé...

Te imaginé tumbada en la cama,
sonriente y cautelosa,
al acecho,
eras ese leopardo al punto del ataque;
de tomar a tu presa y devorarla,
devorarme.

Te imaginé mientras caminabas hacía el espejo,
mientras sostenías tu cigarro,
mientras me mirabas enamorada,
mientras me soplabas un beso.

Te imaginé sonriendo,
contoneando tus poderosas caderas,
con tus clavículas como lanzas,
con tu cuello y ese deseo que me despierta,
con tu hermoso cabello cayendo sobre tu pecho,
con tus dedos largos y delgados llamándome.

Te imaginé así,
presa del deseo que me invade,
llena de tu sensualidad nata cuando sonríes,
envuelta en ese velo de pureza,
con la contradicción divina de la pasión.

Te imaginé leyéndome,
ahora, mordiendo tus labios.

jueves, 2 de marzo de 2017

Aquél bello par...

Mi tiempo pasa al compás de tus piernas,
al ritmo que tiene tu caminar,
esa suave cadencia de tus pasos,
a ese bello par.

Soy admirador constante de tus piernas,
aquellas sendas que quiero recorrer,
aquellos caminos que llevan al deseo,
aquellas murallas de mis instintos.

Quisiera medirlas a besos,
comprobar cada noche que no pierdan su longitud;
aquellas delicadas líneas que te sostienen,
que te llevan y te traen,
que te delimitan,
que delimitan mis sentidos.

Tus piernas despiertan los instintos,
lo sé y lo sabes,
las luces y las aprovechas,
haces que los mortales soñemos con ellas,
con su calor y su fortaleza,
con la calma de descansar en ellas,
con el dulzor de acariciarlas.

Tus piernas son el sendero y el atajo,
la vía de mis deseos,
la barrera de mis intenciones,
el bastión de mis caricias.