Hoy amanecí deseándote;
más allá de tocarte la piel y besarte los labios;
hoy amanecí con el deseo de verte,
de abrazarte y derrumbarme en vos.
Hoy te deseo;
lo hago como se desea una sonrisa en la tristeza;
una gota en la sequía;
un abrazo en la soledad;
una palabra de aliento.
Te deseo;
con la fuerza con la que mis manos quieren tocar tu piel;
con la cadencia que mis labios planean besar tu boca;
con el ímpetu de verte cada día motivándome;
te deseo, con esa vehemencia demente.
Te deseo,
así como se desea el perdón de un ser amado;
como un trino de ave en el más profundo silencio;
como silencio en el más estrepitoso caos;
así te deseo.
Mujer, te deseo...
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