Albatros.

Cuando el sol se oculta tras las colinas, mi mente vuela hacia ti, vuela como ese albatros con sus inmensas alas, tan grandes para llegar más rápido a ti, esas alas enormes, perfectas para darte un abrazo aún más grande.

Tal cual como ese albatros, vuelo sobre el hermoso mar de tus ojos, extiendo mis alas teniendo como objetivo el fondo de tu hermoso mirar, no importa que tan larga sea la travesía si al final tus pupilas me envuelven con ese calor celestial.

Y es que como ese albatros soy capaz de volar hasta ti, no importando la distancia ni el tiempo, si al final puedo disfrutar de una linda sonrisa proveniente de ese bello ser que ilumina mis instintos y que me alegra con sus miradas.

Por ti podría ser ese albatros de amor, ese albatros que vuele desde lejos para ti, que no importa que tan agotado esté, no cierra sus alas hasta llegar a ese lugar, ese preciso lugar en donde estés tú, ese albatros al que no le importaría morir si lo hiciera en tus brazos.

Prefacio...

Hola, mi nombre en este momento no interesa mucho, pero nena yo soy aquél que por tus labios muere, él que por obtener una simple sonrisa tuya podría hacer cualquier cosa.

Soy aquél al que con una simple mueca de tu lindo rostro le cambia el día, aquél soñador que vuela a tu lado durante las más dulces noches, nena soy él hombre que piensa en los más locos poemas solo para ti.

Tal vez no sea un príncipe azul, aunque si así lo quisieras podría conseguir la capa y espada solo para parecerlo ante ti pero nena ten por seguro algo, por ti seré aquél que enfrentará los más grandes peligros si así lo deseas.

Tal vez tampoco tenga aquél cuerpo de adonis que cualquier mujer desea, pero lo complemento con un corazón que late muy fuerte y que prometo nena, lo hará solo para ti.

Soy aquél que te ha adoptado, tal vez sin que tú lo sepas como mi musa, el perfecto origen de los pensamientos más bellos que salen de mi mente, aquél hombre que tan solo con pensar en ti echa a volar su imaginación para hilar las ideas y convertirlas en versos que espero al llegar a tu mente te agraden.

Quiero que te des cuenta de lo que siento por ti, de lo que en la realidad mi corazón y mi mente no callan, quiero ser aquél al que inspires, más de lo que ya haces, cada día, para acompañarte de la mano por la vida.

Quiero ser así, el caballero que enfrente las justas que sean necesarias para conquistar el corazón de mi bella doncella, aquél que te abrace y te arrulle para sonreír mientras duermes en mis brazos, aquél que cuide tus pasos, quiero ser nena, el nombre que digan tus labios después de un "te amo"...

28 de diciembre 2011

veo hacia las estrellas, se ven tan lejanas, miro el inmenso mar de oscuridad, de repente una de ellas se acercaba, eras tú, envuelta en ese lindo ser que te encarna,
eras tú con tu lindo brillo que te acostumbra, tú mi estrella más hermosa, que has bajado de tan alto para ser mi musa...

Espero...

Tu aroma me enerva, me aleja tanto de la realidad que mi ser se siente extasiado en el dulce olor de tu piel y viaja a los lugares más hermosos recorriendo tu ser.

El dulce sonido de tu voz me arrulla, me hipnotiza tal como si fuera un cantar de las míticas sirenas que enamora a los marinos, tu bello mirar, profundo como el mar me invita a navegar en el, sólo si al final de aquella linda travesía logro encontrar a aquél hermoso ser que despierta estos sentimientos en mí.

Tus labios, esos hermosos corales, despiertan en mí en cierto grado la ansiedad de probarlos, de robarles un beso, para después quedarme atados a ellos en un dulce encuentro.

Tu belleza me embriaga, me hace sentir algo indescriptible, pero a su vez me aterra, me aterra al pensar que tal vez no soy aquél que pueda compartir momentos con esa linda mujer, me aterra tal vez porque no he tenido el valor de decirlo, o al menos el momento idóneo para expresarlo.

Sólo espero ese momento, robarte un beso, poder decirte lo que desde el corazón sale, lo que grita, poderte bajar un puño de estrellas solo a cambio de una sonrisa, esa misma sonrisa que me desarma...

Oasis.

El camino luce desalentador, es largo, la distancia no ayuda, el paisaje me envuelve en arena y cactus, me envuelve tan fuerte, me recuerda mi corazón, seco y árido.

En la distancia tal como si fuera un oasis encontre tu recuerdo, refrescante para mi árido interior, la sonrisa que me regalaste, las dulces palabras de tu boca fueron para mi como esas gotas de agua dulce que aliviaron mi ser.

El momento en que tu mirada atravesó mi alma me convencí de que mujer, tu eras aquél oasis que buscaba para mi.

Eres ese bello oasis, esa fuente de paz para mi ser y nena quiero que colmes mi sed de amor...

Crónica de una monta...

Mi corazón estaba acelerado, mis sentidos enfocados como casi nunca lo habían estado, era la primera vez que mi madre y mi amada me veían hacer lo que tanto me gustaba y para lo que era sumamente bueno.

En las gradas de aquél lienzo no cabía una alma más, era la fiesta de San Juan y había que lucirse ese día, desde que me levanté sabía que ese sería un gran día,la banda tocaba el muchacho alegre, era mi turno, había que lucirse.

Mis espuelas de plata recién pulidas brillaban con la misma intensidad del sol, mis chaparreras estaban preparadas para lo que viniera, mientras apretalaba sentía como si aquél toro me mirará con furia, no me importo.

Llegaba la hora, solo me persigne, me encomendé al patrón, pidiéndole que me tocará la mejor suerte, pedí puerta, al momento de caer sobre los lomos de aquél animal nuestros corazones se unieron, sentía una lucha de sentimientos en mí, por un lado la ira que me transmitía aquél toro, pero quería lograr lo mejor para no defraudar a las dos bellas damas que más amo en está vida.

Aguante los primeros reparos, a una sola mano salí, a aquél animal parecía que se la había metido como debe de salir un buen charro, mi barbiquejo se resbalaba, pero no logro aquél vacuno ni siquiera moverme, aguante todos su reparos, quité el verigero, ya el novillo solo corría, busque el momento idóneo para bajarme de el, al momento de pisar tierra mi alma descanso, volteé hacia las hermosas damas y descubrí con gozo que ambas lloraban de felicidad, mi padre aplaudía orgulloso, mi hermano desde su caballo soló me miro con una sonrisa también de orgullo, ahora solo esperar a que termine la faena...

Para ti.

Me pasó todo el tiempo pensando en ti,
es que no encuentro algo que me llame más la atención,
te has convertido así,
en mi más bella ilusión.

Todos los caminos me dirigen a ti,
por escuchar tu voz no sabría ni que decir,
los pretextos más locos dí,
para nena, estar un momento junto a ti.

Quiero ser para ti,
aquél que siga tus pasos,
que quiera pasar por tu vida,
para robarte el más lindo abrazo.

Quiero ser para ti,
el hombre que cuide tu ser,
que te robe sonrisas al amanecer,
y por las noches aullente el peligro de ti.

Y es que no puedo decirle a mi mente que no piense en ti,
cuando eres lo más lindo que ha pasado por ella,
el tiempo parece detenerse cuando estoy frente a ti,
y el aire se llena de magia cuando tu hermoso mirar voltea hacia mi.

Quiero ser para ti,
nena, solo para ti...

¿Cómo explicar?

Cómo explicar que con una sonrisa me robaste el aliento, que con una simple frase me dejaste sin palabras, que con una simple mirada me llevaste a la eternidad, que con un abrazo me atravesaste el alma.

Es tan difícil explicar algo tan bello como lo que estoy sintiendo, las definiciones quedan cortas al buscar englobar la hermosa sensación que llena mi ser en una sola, simplemente no se puede definir.

Y es que hay algo en ti que me ilusiona, que ha regresado la esperanza a este solitario ser que escribe lo que siente, que lo ha vuelto a interesar en algo que creía perdido, que le ha mostrado que con una sonrisa te pueden quitar el sueño.

Es poco lo que te conozco pero como siempre he dicho, "las palabras te pueden mentir, más la mirada nunca" y lo que sentí fue algo especial pero no lo he podido expresar, porque la timidez me aborda cuando estoy frente a ti....

Esa misma mirada me ha invitado a poner celosas a las estrellas cuando estemos juntos,me ha invitado a hacer que las rosas quieran florecer más solamente para lograr compararse aunque sea tan solo un poco a lo bello de tu ser.

Sé que no podré explicar lo que siento, pero solo les puedo contar que es algo magnífico...

Encontrar...

Ni siquiera el olor del más exquisito café puede llegarse a comparar con el dulce aroma de tu ser.

Ni siquiera la más fina fragancia del perfume más caro puede llegar a hacerme sentir el mismo estremecer en mi que el de tu bello aroma.

No he visto el mismo brillo de tus ojos en ninguno de los más bellos amaneceres del mundo, no lo he encontrado aún en ninguno de los atardeceres mágicos que he visto.

El dulce sabor de tus labios que me hipnotiza y me embriaga aún no lo puedo recrear ni siquiera con las más deliciosas frutas de este mundo.

Ni las más cultas palabras provenientes de los mejores escritores de este bello planeta me han podido entusiasmar tanto como un simple te quiero de tu dulce voz.

Y es que te has convertido en mi aliento, mi calma, mi respiración, en aquella mujer que si no está a mi lado no sé ni siquiera a donde voy, te has logrado clavar en mi mente como un pilar de mis ideas, sin ti no podría decir estoy completo.

En ti he encontrado algo muy lindo, te has vuelto mi camino y mi destino...

Taurino.

El ruedo está preparado, es mi turno de la faena, mis ojos acechan aquella puerta de toriles por donde saldrá mi más nuevo reto, mi siguiente adversario, pero también mi compañero de acto, leo su nombre sobre aquella puerta, un nombre extraño, un mal nombre, se llama pena y es hora de vencerlo, es hora de luchar y traspasar todas mis penas hacia aquella bestia.

El toro salió, fuerte, bravo, muy bien armado, como un buen toro debe salir, tomé mi capote y salté a la arena, esa arena con olor a sangre y muerte, pero que a su vez huele a pasión y adrenalina, a voluntad y fuerza, a bestia contra hombre.

La pena comenzó a embestir, brutal, pesada y negra, yo sólo movía el capote tratando de que el toro no me llevará en su viaje, con un molinete sonó el primer olé, me caló el alma, me lleno de confianza, me lleno de alegría y de adrenalina, de reojo veo al picador entrar al ruedo, queriendo hacer que la pena pudiera dar más de sí, yo le llevó al toro con varios capotazos, el toro asistió con brutalidad contra el picador, pero el jinete logró herirlo, no para disminuirlo sino para hacerlo enfurecer más y así hacerlo más fuerte.

Las banderillas llegaron, el público me pidió que las pusiera, par a par fueron quedándose sobre el morrillo de aquel toro llamado pena, el par al violín, mi preferido, siempre me ha fascinado y caló en el tendido por su gran olé, me alegro hasta el alma.

Cambié el terció, pedí permiso para matar aquél toro, aquél adversario de mal nombre, pero buena faena, aquél astado que pareciera entenderme en cada momento de la lidia.

Sobre el tendido, justo en la segunda barrera alcance a divisar a una dulce dama, era mi amada que había venido desde lejos a verme torear a esta feria lejana, era mi amada que cada pasé con el capote de brega solo suspiraba, era a ella a la que le iba a dedicar está faena, tome mi montera y la aventé hacia ella, deseando que aquel toro de nombre pena, fuera bueno para dedicarle un poema, bordando en cada uno de los pases que le hiciere a aquél astado con la muleta una pintura.

Me decidí a entrar a los medios, tomar de largo al toro, el cuál acude con singular alegría a mi llamado, me lo paso por la espalda, sintiendo muy cerca de mi cuerpo sus cuernos, escucho un olé tenue que hace temblar mis rodillas, miro fijamente al toro, lo vuelvo a citar, ahora es un pase natural, me cambio la muleta de mano en la cara de aquél hermoso ejemplar y escucho un nuevo olé, pienso en un trincherazo, el toro acude como si fuera el primer tercio, los olés y las palmas crecen así como mi entusiasmo, termino esa tanda con un pase de pecho, que hizo vibrar la plaza y sentir un gran olé que me llegó hasta al pecho, el público enardeció de emoción al hacer un desplante en el cuál reto al toro con la muleta doblada en mi mano derecha y acercando mi rostro a él.

Pase a pase la faena iba muriendo, muletazo a muletazo el toro iba creciendo, en un momento de distracción volteé a ver a mi amada, el toro se percató de aquella ligera equivocación y aprovecho para levantarme por los aires, lo único que podía pensar en ese preciso momento era en ella, la verdad no quería morir en la tarde en que mi amada había llegado desde muy lejos a verme, menos en el toro que le había dedicado.

El tiempo se me hizo eterno, pero poco a poco regreso a la normalidad, caí al suelo, solo me sacudí la arena en mi traje de luces y pedí una muleta junto al estoque real, la gente aplaudía, yo no entendí como podían aplaudirme una distracción, volteé a ver a mi amada, lloraba de alegría porque me había levantado, lloraba de alegría yo lo sabía por su semblante, pero llegaba el momento, era hora de matar, ahora había algo personal contra aquella "pena", lo cambio de terreno, iba a entrar a matar más decidido que nunca, preparo la estocada, esperando que entrara causándole el menor sufrimiento a aquél noble pero bravo animal.

La estocada fue buena, el toro vendió cara su muerte, se acercaba a la querencia, aún no quería morir, luchaba con todas sus fuerzas para sobrevivir, yo me acerque a él, de frente, ya sin ningún temor, acaricie su testúz, el me miro como sabiendo que su momento había llegado, cayó.

Volteé hacia los tendidos, como blanca escarcha la plaza estaba pintada de blanco, mi amada lloraba de felicidad, el juez decidió darme el mayor premio, pero en mi corazón ya tenía ganada la puerta grande y la salida a hombros con tan solo un beso de aquella bella dama, con tan solo un beso de mi amada.

Olé…

Mi luna.

Mi luna me mira, callada, fija,
me mira como si quisiere que la bajará de aquél pedestal,
me mira como si me pidiera que la convierta en mujer,
que la haga pensar, que la haga sentir,
me mira como si quisiera que la haga volar.

Aquella luna llena de sangre,
aquella compañera de mis sueños cálidos y de mis noches gélidas,
aquella compañera de risas y llantos,
me mira pidiendo que la ayude en su canto.

Mi luna, mi eterna luna,
mi incondicional confidente,
mi azul reflejo, mi ventana al cielo,
mi hermosa amante en las noches de amargura,
me pide aquella luna, que la convierta en pintura.

Mi luna, mi celosa luna,
mi loca luna, mi inspiradora luna,
mi amante luna, que me pide a gritos que la bese como a ninguna.

EL árbol de las animas.

Esa hermosa luna llena me sorprendió, por la vereda solo se escuchaban los sonidos del monte, ese monte que siempre que regresaba de ver a mi amor tenía que cruzar.

Mi fiel corcel, invierno, estaba inquieto, no dejaba de mover sus orejas hacia donde escuchaba ruidos, pajareaba, se encabritaba como si no quisiera llegar a nuestro destino, yo sentía su respiración agitada justo en medio de mis rodillas, la naturaleza se cerraba, cada vez se iban acercando más y más las ramas hacia mi, por suerte mi siempre útil sombrero de ala ancha cubría mi rostro y el gaban que me había hecho mi amada, cubría mi cuerpo.

Aún con la miel de sus labios tatuada en los míos, solo podía pensar en ella, aunque aquella noche el camino me gritaba que le pusiera atención, ese camino que miles de veces he recorrido por amor, por ella, cerraba mis ojos mientras escuchaba el paso de mi caballo, el sonido de sus herraduras chocando con la tierra me relajo bastante, aún así sentía las ramas rosando mi sombrero.

En el árbol de las animas, un paraje famoso de ese camino, en donde cuentan los más viejos, que algunos fantasmas de soldados realistas colgados durante la guerra de emancipación, se aparecen para cobrarte el peaje, mi caballo siempre se atrancaba, como si el muy gracioso quisiese jugarme una broma, siempre la misma rutina, solo lo hacía avanzar con el simple toque de las espuelas, pero está noche no.

De entre la maleza, solo pude escuchar algunos gritos, gritos que no pertenecían a nadie que conociera, mi corazón se aceleraba, de mi cinto saqué la pistola, cosa poco útil si se tratase de fantasmas, pero no me podía dar el lujo de dejarme vencer. Invierno estaba preparado para salir a galope, alcance a ver un rostro, me pareció espectral y eso me heló el alma, no tuve otra opción al escuchar que las voces y más rostros se acercaban que enfrentarlos, aventé un balazo de mi revolver al primer rostro, desenfunde el machete que siempre cargaba en mi silla y me abrí pasó a través de maleza para poder salir a galope de ese paraje, seguí mi camino como 12 leguas a tranco, aún volteando de vez en cuando hacia tras.

Al llegar al pueblo me encuentro a una multitud ataviada con antorchas, pero con un enorme gusto de verme, me dicen que me perdí dos meses, que no sabían nada de mí...

Aquellos soldados me detuvieron dos meses, hasta que pague mi peaje, lo pague con el valor de enfrentarlos...

Tú...

¿Quién eres tú?, a través de tus pensamientos te conocí, pero nunca vi tu rostro, el día en que por fin lo miré, la conjunción fue tal, que pareciera haber una eterna amistad precedida a ese gran momento.

Los grandes robles y una fuente fueron el gran colofon para ese primer encuentro, la charla fue ese detonante para saber que esa tarde era mágica, el caminar descubriendo que teníamos algo en común me cautivo, sí, ella me cautivo con el olor a caramelo mezclado con café del ambiente.

La mujer, escondida en la voz dulce y el rostro de niña que me ha acompañado en momentos difíciles, la que me ha ayudado a soltar cosas que pensé nunca podría dejar ir, la que me ha dado muy buenos consejos, la que me ayudo a levantarme, ella, esa linda mujer, quiero que me acompañe y me apoye, claro si ella así lo quiere, en este ajetreo que conocemos como vida.

Llévame.

Llévame mujer al rincón más profundo de tu ser,
llévame al rincón del placer,
guíame de la mano por el azar de tu piel,
llévame mujer a conocer el más hermoso saber.

Quiero recorrer por completo tu piel,
encontrar cada vez, un nuevo querer,
quiero, mujer, ser el sol que tú ves,
quiero bebé, quiero ser, lo que llegues a querer.

Quiero llegar a ser el que enseñe lo que es el querer,
el que te traiga las madrugadas con el más lindo estremecer,
aquél hombre, bebé, que te llene la piel,
quiero ser mujer el que te espere con mucha fe.

Y si la luna me sorprende sin tu ser,
dile que espere un poco, que pause el tiempo en su correr,
que congele el atardecer,
para que pueda verlo junto a tu aliento y tu piel.