jueves, 22 de noviembre de 2018

Navegante

A veces nos atamos a puertos que no son,
encallamos en marinas que no son nuestras,
que nos reciben, nos acogen,
pero que no se convierten en hogar.

A veces nos atamos a labios incorrectos,
cuando el deseo nos llama,
cuando la flama se enciende,
cuando el amor no es amor.

A veces decidimos incorrectamente,
cuando las ilusiones flotan,
cuando el sol brilla en su esplendor,
en ese instante donde solo es pasión.

A veces elegimos mal,
con impuntualidad,
con rezago,
con miedo,
con recelo,
con misericordia.

A veces nos atamos de más,
a veces no queremos soltar,
a veces ni siquiera es amor,
a veces solo es un naufragio en un puerto fortuito,
en unos brazos efímeros,
en unos labios fugaces,
en una mirada sencilla.

A veces confundimos al mar con la playa,
al huracán con la paz,
al tigre con el cachorro,
al deseo con el amor.

A veces solo falta esperar más,
mirar un poco más allá,
sortear la tormenta,
levar anclas y soltar velas,
a veces no todo es encallar,
se necesita navegar y sortear,
romper olas,
quitar amarras y encontrar tu puerto,
ese al que siempre has de regresar.

domingo, 4 de noviembre de 2018

180º

Lo primero que pensé fue en irme,
dejar todo esto,
olvidarme de mí,
de esta historia antes de comenzar,
de nuestros besos no dados,
despedirme de todo,
antes de conocerte,
de esta historia en la que entregue todo,
eso que era nada.

De repente un golpe de madurez me trajo a ti,
a tus brazos y a tu pecho,
a no querer perderte,
a tu corazón herido,
a nuestros esfuerzos diarios,
a tu hermosa sonrisa,
a tu calidez,
a ese deseo que despiertas en mí.

Ahí, la prudencia me descubrió,
detrás de tu silueta perfecta,
de tu rostro de niña,
queriéndote siempre,
sonándome contigo.

Hoy el amor es diferente,
matándome contigo si te matas,
como Sabina canta,
viviendo contigo, si tú vives;
siendo el brazo que te lleve,
la sonrisa de tu alma,
el hombre de tu vida,
en tus brazos que son mi hogar...