lunes, 29 de septiembre de 2014

Acto de fe.

Creo en ti, como nadie,
una fe tan esporádica me invadió,
fue tu voz,
dejo de dulzura en un mar de oscuridad.

Tú, la esporádica razón de mi ser,
la impredecible corazonada que te marca,
que te inserta y te desaloja de mi mente,
que me hace escribirte.

Así, con la razón que me diste,
te adueñaste de mi convicción,
y heme aquí, rezándote,
rogando a la vida por ti.

Te convertí en mi fe,
en mi sed y en mi hambre,
en mi tinta y mi poesía,
me entregue a ti.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Metamorfosis.

Dicen que tengo tinta en las venas,
que no me sé enamorar,
que vivo el amor solo en las letras, 
que nunca te he de encontrar.

Solamente sé que vivo desquiciado,
preocupado por poderte encontrar,
desangrando de tinta mis venas,
dibujándote en mis tristes letras.

No confío al encontrarte,
no sé si es tu sonrisa natural,
o esos ojos audaces,
esas avellanas que llenan de miel tu mirar.

Me haces descubrir que estoy vivo,
que la sangre es la que recorre mi ser,
que la tinta se ha ido,
se ha quedado en los versos que te vengo a dar.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Caos.

Bajo los susurros de la luna estoy,
escucho tu suave voz,
te escondes en el trinar del viento, 
cansada entre la sinfonía del caos.

Recostada vuelas sobre el aire, 
lejana como aquella luna que veo,
bella como ella, brillas sin fin,
lejana y tardía.

Como un huracán llegas a mí,
tú, el bello caos que remolinea mi vida,
que me arranca de todo,
devasta mi vida, mis miedos,
me desprende, me deja solo,
contigo.

Así, como el huracán llegaste,
devastando mi ser,
quedándote conmigo,
dañándome en el alma,
pero aferrándote a mí.

Tú, suave caos que amo,
que me mata y me hace feliz,
recorriéndome el alma, 
llevándome a morir feliz.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Enfermo de soledad.

Ciertos días enfermo de melancolía,
de soledad,
de momentos que no regresaran,
de sutiles bromas del destino.

A veces enfermo por no tener que hacer,
otras, por tener mucho,
pocas por mirar una foto vieja,
muchas por querer un beso.

Y así, poco a poco voy muriendo de soledad,
poro a poro mi cuerpo te pide,
enfermo de esta soledad maldita,
envenenado por tus caricias.

Aquí estoy clamando por tus pupilas,
por tus muslos cálidos y húmedos,
por tus pechos suaves y cómodos,
por que me cures de esta soledad.

martes, 16 de septiembre de 2014

Fe

Surcos de miel brotan desde tu cabello;
mágico recital de angeles en mí,
escribas de lo superfluo,
estrellas despampanantes de tu luz,
cocuyos que alumbran mi ser,
y esas bengalas precisas,
lumbreras alazanas que me funden en sí,
en ese recuerdo de sueños,
de esperanza y de fe.

Tú, mi altar favorito a la diosa,
a ese bello ser al que me ofrezco cada noche,
a la que dedico cada caricia en cuerpos lejanos,
aquella divinidad etérea que me llena de mí,
que me devuelve la vida,
que bebe champagne junto a mí,
o ese tibio aroma a paz que deja,
que se impregna en mi pecho,
aquél otrora árido lugar en donde vives,
ahora convertido en un oasis, por ti.

 Y así, te rezo a ti, en ti y por ti, 
tú, mi altar, mi diosa y mi plegaria, 
mi fe, mi fuerza y mi terquedad,
mi vida, mi muerte y mi paraíso,
a ti, bella divinidad.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Ironía.

Huellas poderosas de la ausencia son tus labios,
prisiones carmines de sueños robados,
de suelos impuestos a nubes altas,
de paisajes sin sol que se quejan de ti.

Lo mismo tus sutiles pupilas,
guías constantes de la luna y otros astros,
y con ellos de mi suave vida,
de ese vacío lugar donde viven tus recuerdos,
fantasmas llenos de cadenas de realidad,
malditos que me recuerdan mi soledad,
el que tú no estás.

Y luego tu hermoso cabello,
mar de oscuridad que me envuelve cada noche,
que me ahoga en su perfume mortal,
ese que me recuerda las cadenas de mi piel,
que me ata a ti con tanta fuerza,
tanta que ya me ha convencido de estar aquí,
preso en tus historias de amor,
siguiéndolas tan solo como el mediador,
muriendo de ganas por ser el protagonista,
siendo solo el personaje que mata el autor en primer momento.

Y al final sigo aquí,
preso de tus labios carmesí,
de esas pupilas que me guían a ti,
de ese mar de oscuridad que es tu cabello,
atado a la idea de mi esperanza,
la estupidez más grande del ser humano,
amar a alguien que apenas te llama.

martes, 2 de septiembre de 2014

Hacer poesía...

Hacer poesía es crear,
hacer el amor,
engendrar universos en un verso,
destruirlos con un punto final.

Es casi como verte,
como nacen mil emociones en mí,
mil poemas en mis venas,
mil versos que escribir con tu sonrisa.

Y luego igual que un punto final me destruyes,
me creas de nuevo con un beso,
en un orgasmo muero de nuevo junto a ti,
suave parca que me lleva al cielo,
que me arrastra en el infierno y me hace suyo.

Qué puedo esperar de la musa poetisa,
de aquél mágico ser de luz que me eleva,
que me crea o destruye a su convicción,
que me hace brillar como un astro,
que me quema cual lumbrera,
de aquella mágica mujer que con una simple sonrisa,
me ha robado el corazón.