miércoles, 30 de marzo de 2016

Predadora.

Desde lejos me mira;
lo sé por su sonrisa,
nunca aprendió a disimular.

El ambiente se embellece,
de sus pupilas brotan flores;
en su ser lleva escondidos amaneceres;
entre sus piernas los arreboles fluyen,
en sus pechos hay volcanes de pasión.

Se acerca a mí,
tal como la primavera en los días de marzo.

Se acerca, 
yo no sé que pensar;
me arrebata;
soy presa fácil de su instinto carnívoro;
de su naturaleza predadora,
de su poder sobre mí. 

Al final soy solo un alfil, su presa;
ella la reina, mi cazadora;
al final soy yo el rey, su cazador. 

domingo, 27 de marzo de 2016

Los dioses no saben amar...

Te sigo sintiendo,
húmeda, cálida, pasional;
con el deseo en la boca,
llamándome desde el horizonte de la habitación;
convenciéndome que no eres una diosa,
me estrellas un «los dioses no saben amar, yo si» en el pecho.

Me cuestionas y contestas sola;
sabes que te amo;
que te deseo, que eso aún es peor; 
que soy tuyo.

Que habito tus senos perfectos y redondos;
que nado en tus pupilas dilatadas;
que tu sonrisa es mi arrebol;
que mientras te amo me siento libre,
con una maldita libertad efímera en tu vientre.

Me haces tuyo;
me despojas.

Simplemente no puedo alejarme de ti;
de esas medias que llegan a tus muslos,
de tu caminar hacia la cama,
de tu anochecido pelo sobre mí,
de tu cadera cadenciosa mientras estoy en ti.

Estoy enamorado de ti; 
de esa anárquica figura de tu silueta;
perfecta muestra de la belleza de la simpleza;
no hacen falta leyes ni reglas
tú haces paz con miradas,
guerras con gemidos,
treguas con besos.

Eres esa sensación de plenitud.
Eres mi Estado y mi nación,
mi excepción y mi dictadura.

Todo por tus muslos cálidos,
porque al final me regañes;
me grites sonriendo,
me ames... Como siempre. 

miércoles, 23 de marzo de 2016

Ella

Ella hablaba de amor como si no lo hubiese sufrido;
era un eufemismo,
aquella fémina sabía que lo era.

Se demolía el corazón cada noche,
y con él, el mío;
ella aún hablaba del amor,
no sabía si creerle.

Ella era así, como una flor;
con esa belleza efímera en su ser,
con la cobardía de fallar;
pero aún tenía el coraje de volver a amar.

Ella era así,
como la contradicción eterna;
el sol y la luna;
el bien y el mal;
la pasión.

Ella era mi deseo,
una diosa de carne y hueso;
ella era la ofrenda que tenía a los dioses;
mi eterna amante;
ella era la sensualidad.

Ella era pechos redondos y perfectos;
era musa de muslos firmes y húmedos;
ella era la razón de mi poesía;
era mi desquiciante placebo.

Ella era única;
de esos amores únicos;
tan singular y a la vez tan del montón.

Ella era un sol.
Ella era, sin mí.
Ella era mía.

Ella es...

lunes, 21 de marzo de 2016

Dejarás de ser poesía.

Ojalá no pudiese escribirte;
que de mi mente no brotaran versos de ti,
de tus labios afilados y sedosos,
de tu cuerpo que se lee como una oda;
de tu sonrisa que envuelve misterios en un silencio;
que dentro de tus pechos no brotara mi paz.

Ojalá no pudiese sentirte como te siento;
como una elegía,
con este dolor de no besarte.

Ojalá dentro de tus versos no cupiera yo;
que entre tus ojos encontrara ese punto final,
que la luz de tus palabras me llevaran al destino,
que esta novela tuviese final.

Ojalá pudiese prescindir de escribirte; 
de convertirte en mis noches en un acto de fe,
de sacarme la tinta de mis venas, 
de dibujarte sobre el papel en palabras;
ojalá dejara de hacerte poesía...

Ojalá dejaras de ser poesía.
espero dejar de escribir,.. de ti.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Ojalá.

Ojalá alguna vez pueda callarte a besos;
susurrarte que te amo,
sentir tu dulce vientre sobre mí;
acunarte sobre mi pecho.

Ojalá tú nunca te apartes de mí;
de esta boca que te clama;
de este terrón de hombre que se desmorona sin ti.

Ojalá te pierdas, 
te olvide dentro de un beso,
ojalá me sientas en una resaca;
ojalá no dejes de amarme.

Ojalá te dejes dentro de mí;
ojalá recibas la caricia del viento;
me pidas en ti.

Ojalá me sonrías,
ojalá no me odies;
me ames...

Ojalá. 

domingo, 13 de marzo de 2016

Confesión desesperada.

Te amo... 
Lo sé; o tal vez no.
Te siento, te quiero.

Te amo...
Sin importar en donde estás.
Con el sabor de labios anteriores.
Con las huellas del deseo en tus manos.
Con tu tibio saludo a mi madre.

Te amo...
Como se hace solo una vez.
Como se le escribe al amor.
Con la pasión de ti.

Te amo...
Tal vez no lo diga.
Tal vez solo lo escriba.
Lo hago desde que te vi.
Cuando robas mis sonrisas.
Cuando me dices que no fume.
Cuando me dices «tengo frío».

Te amo...
Con la soledad del mar.
Con la vehemencia que trae noche a noche a la luna.
Con el calor del sol.

Te amo...
O creo hacerlo.
Te amo o te deseo.

De cualquier manera, te amo. 

sábado, 12 de marzo de 2016

Te siento...

Te sentí por un momento,
en el tibio susurro del viento,
en aquella parábola de la hojarasca cayendo;
dentro de cada palabra buena.

Te sentí, tan cerca que te vivo,
te veo y te respiro,
te siento en mi herida abierta,
en el ojal de mi camisa,
en la cremallera de mi pantalón,
en mis pulmones cuando fumo.

Te siento, aquí, tan cerca de mí,
te siento a mi lado,
con tus ojos hermosos abiertos,
con tu sonrisa de niña,
con tu voz perfecta.

Te siento, a pesar de estar lejos...
Te siento cada vez que te preocupas,
con cada acento que escribo,
con cada verso que exprimo de mi mente,
te siento sin sentir.

Te siento... 

lunes, 7 de marzo de 2016

Impaciencia.

Soñé con verte un día,
con saborear tus labios,
con recorrer tu piel,
soñé con tu sonrisa rasgándome el recuerdo.

Te busco en el espacio que dejó tu voz,
en aquella silueta que se forma en el humo,
en el fondo difuso de mi tequila,
entro los hielos de mi soledad.

Te escribo a versos,
te escribo cartas que se queman en mis pupilas,
rezagos de palabras que no te dije,
susurros de tinta que chocan en mi realidad.

Te vivo aún adolorido,
con una astilla tuya en el corazón,
bebiendo alcohol para hacerte sentir,
susurrándole a tu recuerdo que vuelva,
olvidándote y olvidándome.

Te sigo, te vivo y te lloro...
Te siento. Te extraño.