Mujer.

Tus ojos hermosos,
tu lindo mirar,
tu boca de fresa,
que no me canso de besar.

Esa risa tan bella,
tu voz angelical,
tus palabras tan dulces,
que nunca me cansaré de escuchar.

Tu cabello hermoso,
tu bello rostro de cristal,
ese cuerpo de diosa,
que me invita a soñar.

Tu alma de niña,
tus sentimientos de mujer,
tu corazón de princesa,
que siempre defenderé.

Tu perfume delicioso,
lo altivo de tu ser,
ese porte de reina,
hoy me hace estremecer.

Muchas cosas podría,
yo decirte mujer,
está noche y todas,
para que sepas porque.

A mi alma has atado,
muy, muy dentro a tu ser,
hoy mi vida no es nada,
si no es junto a ti mujer,
yo puedo enloquecer...

Un momento.

Detén el tiempo,
inmortaliza este segundo,
haz que suenen nuestras copas,
sedúceme en un susurro.

Revierte los causes,
rema hacia adentro,
descubre mi mundo,
en tan sólo un minuto.

Entre juegos te metes,
eres cual ave silvestre,
tu trinar me ofreces,
para armonizar mi mente.

Por eso hoy quiero darte,
mil y un rosas de nieves,
mil jilgueros que canten,
para que adornes paredes.

Por eso hoy te traigo,
lo mejor que yo tengo,
lo único que te ofrezco,
es mi corazón que te quiere.

Te miro

Callado,
te observo dormir,
eres tan bella,
no sé que decir.

Te miro,
contemplo tu ser,
callada,
durmiendo con placer.

Estas cansada,
descansas sobre mi,
entre mi cuerpo reposas,
yo te quiero para mí.

Me da miedo el espacio,
pavor tu ausencia,
el hueco de mis brazos,
me pide tu presencia.

Tú despiertas,
me miras sin fuerza,
te beso despacio,
me besas de vuelta.

No te vayas nunca,
réplico despacio,
me tocas la cara
y besas mis labios.

Y así comenzamos,
una historia infinita,
un poema que escribímos,
en las noches benditas.