jueves, 30 de noviembre de 2017

Entelequia

Pudieras parecer un sueño,
la fantasía hecha realidad,
la obra maestra dentro de una galería,
aquella hermosa sinfonía.

Podrías aparentar no ser un ángel,
que tus sonrisas no me alegren,
que tus alas no me cobijen,
que tus cantos no me cubran,
que tus ojos no me miren.

Podría pensarte tan irreal,
lejana y discreta,
podría pensarte perfecta,
tal como lo eres,
silenciosa,
tierna,
extremadamente bella,
sencilla y frágil,
tanto que provengas de un sueño.

Podría pensar que eres un sueño,
podría pensar que mi mente me engaña,
podría mentirme haciéndolo;
porque te he tenido en mis manos,
te he podido besar,
he podido descubrirte real;
con toda esa perfección.

martes, 14 de noviembre de 2017

Vuelves...

Olvidé por un tiempo tu sonrisa,
aquella bella razón para iluminar mis días,
para motivarme y hacerme soñar,
para contagiarme de alegría;
esa mueca que me dirige al cielo.

Olvidé verme en tus ojos,
sonreír mientras me miras,
verme reflejado en ellos,
esa paz que me dan.

Olvidé la forma en que me nombras,
la cálida caricia a mis sentidos,
ese momento en que me haces tuyo,
cuando me dices te quiero.

Olvidé sonreír, 
olvidé motivarme,
olvidé darle sentido a esto;
y de repente vuelves,
iluminas el cielo,
sonríes, tan natural,
me besas, despiertas mi pasión,
me haces escribirte.

Llegas a reclamar tu lugar,
ese espacio en este roto corazón,
entre mis brazos que te extrañaban,
en mi cabeza a cada segundo.

Llegas a devolver la fe,
la sonrisa y la calma,
la luz en el camino,
la alegría y la serenidad.

Vuelves, en el momento perfecto.

sábado, 4 de noviembre de 2017

Relatividad...

El tiempo nos jugó una broma,
su relatividad nos atacó;
para ti era demasiado pronto,
para mí, algo tarde.

Juntos mirábamos el reloj,
tantas veces,
tantas horas,
tú, con paciencia,
yo, desesperado.

Y juntos veíamos caer la arena,
la mirabas sin pausa,
esperabas que pasara cada grano,
cada segundo, cada palabra;
yo, la miraba impaciente,
trataba de que llegara a su fin, 
que el río de arena terminara,
que acabará con ese desierto.

Y aún así, aquí me tienes,
ajustando los relojes,
moviendo manecillas,
poniendo más arena,
aceitando los engranes;
para que cuando decidas llegar sea el momento, 
para que no sea demasiado tarde,
para que no sea demasiado pronto,
para que sea justo a tiempo.