Anhelos.

Embelesado con el sonido de tu voz,
anestesiando de a poco al sentimiento,
comprando una vida contigo,
pagando por adelantado con un suspiro.

Engolosinado con el sabor de tus besos,
hipnotizado con el vaivén de tu cadera,
ahogado en la miel de tus ojos,
muero en el desosiego de a poco en poco.

Pensando en lo subjetivo del futuro,
curando las heridas del pasado,
cuidando diablos en la mente,
soltando ángeles para quererte.

Juntando fuerzas en el alma,
le canto hoy al deseo,
lleno el corazón de motivos,
para entregartelos si caminas conmigo...

Callado...

Regresando, volviendo a ese lugar,
allí en la meseta de los sentimientos,
donde tu solías rondar, allí, callado,
ahora me encuentro conmigo, asustado.

El silencio me grita al oído,
me hace callar, el silencio,
hoy reina, pero con un susurro,
con un simple susurro, el tiembla.

Sonrío, lo hago a la incertidumbre,
a ese maldito sabor que aún tengo pegado,
ese sabor que se aparece cual demonio,
ese que atormenta mis labios y los deja sin reposo.

Sonrió, lo hago al recuerdo,
lo hago a la memoria de lo que fue un gran gozo,
lo hago, no por que pienses que estoy loco,
lo hago, agradecido de todo lo que me miraron tus ojos.

Me veo, en esos ojos hermosos,
en esas lagunas de miel, que ayer fueron mi pozo,
lo hago tal vez por última vez, esperando un esbozo,
un toque de aquella sonrisa que ayer me trajo tanto gozo.

Te callo, como callo lo más hondo de mi mente,
te clamo, como si de mi ser, fueras un trozo,
te olvido, como esas promesas que van al foso,
te hundo, muy adentro de mi corazón roto...

Otoño...

En cada hoja seca estas,
el otoño me habla de ti,
me dice que te deje en paz,
que tú ya no estas.

Septiembre se va,
sorprendido por el desenlace,
confundido por la resolución,
sumergido en la desilusión.

Las aves se van,
no cantan más,
los árboles parecen morir,
no saben estar sin ti.

Los motivos mueren,
mueren junto a septiembre,
mueren como muere el verano,
mueren junto a tu pasado.

Otoño, no me hables de ella,
calla lo que siento por esa mujer,
calla y olvida, olvida todo,
calla que quiero creer que por ella...
por ella no siento nada.

A la distancia...

Me despierto, sueño contigo,
pensando en hacer un puente,
un puente entre tu destino y el mío.

Corro, abro mis alas, tú mi destino,
abro mis alas para avanzar por el camino,
abro mis alas quiero llegar contigo.

Pienso, en esa distancia,
esa que hoy nos separa,
esa que quisiera no afectará,
que quiero que se trasnsformára,
en la cercanía de dos almas.

Trato, por todos los medios,
intento que veas cuanto te quiero,
busco en todos los dialectos,
una palabra que describa lo que siento.

Te quiero y a veces desespero,
pero tu no ves cuanto es que te quiero,
lo callo, porque el sentimiento duele,
pero te quiero, como nadie te quiere.

Créeme, eso sólo pido,
que me creas y veas que por ti vivo,
que por ti esto yo escribo,
para que te des cuenta de lo que digo,
que eres la dueña del corazón mío,

Hechicera...

En la distancia tu mirada ilumina mi andar,

cada kilómetro no cesa de hablar,

cada palabra es un corazón,

cada letra esconde una misión.

En la oscuridad de mi alma prendiste una luz,

te quedaste para encenderla con tu aire andaluz,

esas sonrisas tan tuyas producen en mi calma,

es normal que despierte con una si sueño con mi  bella dama.

Es ese aire tan místico que tiene tu ser,

esa linda mueca que solo tu puedes hacer,

esos celos locos que mueven mi piel,

esos besos imaginados que saben a miel.

Es tu magia, la nueva aventura,

es tu sonrisa la luz de mi vida,

son tus palabras el idioma de mi pensar,

eres tú amazona, quien doma mi alocado penar.

Canta corazón mío...

Canta corazón herido,
canta que las penas se van,
buscando rendijas del alma,
por donde puedan escapar.

Canta corazón mío,
que el alma renacerá,
tus sueños de amor bravío,
una bella dama recogerá.

Canta corazón enfermo,
moribundo de tanto amar,
haz que con esos cantos,
tu energía vuelva ya.

Canta corazón triste,
canta y no llores mas,
que a esos labios tú diste,
los besos que nunca darás.

Canta corazón esclavo,
cautivo de la pasión,
libérate con ese canto,
de toda esta desilusión.

Canta corazón apagado,
cántale a la voluntad,
cántale a la esperanza,
de volver a comenzar.

Canta corazón tan mío,
canta con mucha pasión,
que ésta noche olvidamos,
acabando tu canción.

Canta corazón tonto,
cántale a ese amor,
ese que te trae herido,
pero que no te mató.

Canta corazón mío...

Apología de un recuerdo

Aquí estoy, sentado sobre la desolación,

pensando en el precio que tiene el progreso,

recapacitando sí el sacrificio lo vale,

buscando una rendija de esperanza en un corazón herido.

Ahí estoy, perdido entre la desinformación,

hundido en la incertidumbre,

agotando totalmente los recuerdos,

contando las heridas del alma,

cansado de pensar en la calma.

Hoy mis demonios han venido a visitarme,

han revivido muertos que se clavan en el recuerdo,

en un recuerdo de desolación,

una tan profunda que la luz casi no se ve salir.

Soñando despierto, soñando en sus besos,

recordándola, pensando en ella se pasa la noche,

así a retazos de lucidez se nos va diluyendo el ímpetu,
poco a poco se me va partiendo la fe.

Volcado al recuerdo, tratando de alcanzar,
ese beso eterno que me prometió dar,
la duda me alcanza no me deja pensar,
el recuerdo hoy quiero ya soltar.

Soltando el deseo recuerdo momentos de más,
veo caer esa ave, que juntos soltamos al mar,
en una barca sola la dejaré flotar,
ese recuerdo tan tuyo que no me deja ni pensar.

Bajo un viejo llorón...

Sentado bajo la sombra de ese viejo llorón,

leyendo los versos de una "Rayuela",

sentado, esperando a que mi amor vuelva.

Callado, como ese suspiro que nunca salió,

como ese te amo que no floreció,

callado como el sentimiento que todo calmó.

Pensando, en eso que nunca pasó,

en esa canción que no se cantó,

pensando en ese beso que nunca se dio

Sembrado, como esa flor que no se dio,

cansado de pensar que soy yo,

esperando a un amor que no murió.

Todo pasa mientras yo... leo debajo de un viejo llorón...

Cabalgar.

Abro los ojos, ya no estás,

sólo siento el viento en mi cara,

cierro los ojos, ahí estás,

un relincho te hace desaparecer.

El cielo anaranjado te nombra,

las nubes azul marino me dicen que estás,

las estrellas me dicen que corra a ti,

esos campos ahora pintados de sol te piden.

El sonido de los cascos me hace pensar en ti,

el olor a campo y corcel me hace enmudecer,

las bengalas me dicen que llegaré,

ahí es donde te encontraré.

El sol muere, cae desfallecido sobre el horizonte,

la luna se asoma, sonriente, alumbrando a mi fiel amigo,

su color, me hace pensar en esos ojos cafés tan tuyos,

quiero llegar a ti, para besar esa boca de llamarada.

Mi corazón se acelera como el de mi noble caballo,

ambos sabemos que el encuentro está por llegar,

mi alma ya no aguanta, te quiere besar, 

él lo sabe, aprieta el paso y galopa sin parar.

A lo lejos te veo, ya quiero llegar,

te paras en la puerta, pareces esperar,

bajo del caballo, te abrazo sin cesar,

dame sólo un beso eterno, que no conozca final...