martes, 4 de septiembre de 2012

Cabalgar.

Abro los ojos, ya no estás,
sólo siento el viento en mi cara,
cierro los ojos, ahí estás,
un relincho te hace desaparecer.

El cielo anaranjado te nombra,
las nubes azul marino me dicen que estás,
las estrellas me dicen que corra a ti,
esos campos ahora pintados de sol te piden.

El sonido de los cascos me hace pensar en ti,
el olor a campo y corcel me hace enmudecer,
las bengalas me dicen que llegaré,
ahí es donde te encontraré.

El sol muere, cae desfallecido sobre el horizonte,
la luna se asoma, sonriente, alumbrando a mi fiel amigo,
su color, me hace pensar en esos ojos cafés tan tuyos,
quiero llegar a ti, para besar esa boca de llamarada.

Mi corazón se acelera como el de mi noble caballo,
ambos sabemos que el encuentro está por llegar,
mi alma ya no aguanta, te quiere besar, 
él lo sabe, aprieta el paso y galopa sin parar.

A lo lejos te veo, ya quiero llegar,
te paras en la puerta, pareces esperar,
bajo del caballo, te abrazo sin cesar,
dame sólo un beso eterno, que no conozca final...

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