Me gusta creer que soy como un niño...

Me gusta ser como un niño,

creer en las cosas sutiles de la vida,

en las maravillas de las nimiedades,

en lo poderoso de los detalles.

Me gusta pensar en como nacen los días,

en como la imaginación te lleva a mundos,

en como surge el viento,

en como nace el amor.

Me gusta creer en las cosas buenas,

en que le pasan a las personas buenas,

en el amor y en su poder.

Me gusta ser como un niño,

me gusta que me llamen loco,

me gusta la supuesta ingenuidad,

me gusta creer en casi todo.

Me gusta creer en ti,

en tu poderosa manía de hacerme feliz,

en que mientes cada que dices que eres mala,

en mi sensación de entereza que causas.

Me gusta creer que soy como un niño...

Tu silencio

A veces tu silencio aviva la flama de mi soledad,

acrecienta este fuego que me quema,

que me llena de humo las ideas,

que busca hacer arder mis sentimientos por ti.

El silencio cuando te digo que te quiero,

el silencio cuando te digo lo linda que estás,

la penumbra que crea en mis deseos,

ese vacío que aquilata mi soledad.

A veces me da por buscarte,

por exprimir de ti una palabra,

por no quedarme sediento de lo que sientes,

por saber de tu vida.

A veces tan solo espero,

como aquél viejo que espera el regreso de su amor,

como la montaña esperando las lluvias de verano,

como las hojas esperando el otoño,

así, te espero,

lento y paciente.

En otras ocasiones me da por arder,

por ser tormenta y fluir con intensidad,

me da por gritarte que te quiero,

incauto sabiendo que no responderas.

A veces tu silencio me llama,

me grita sin palabras que me quiere,

o al menos eso imagino,

o al menos eso creo,

o al menos eso quiero.

A veces tu silencio me atrapa,

a veces me deprime,

a veces me nombra,

a veces tu silencio me quiere,

pero no me queda más que esperar...

Es necesario...

Es necesario que te cuente la verdad

que mis ojos no quieren dejar de mirarte

que mis manos me exigen tocar tu piel

que la sensatez desfila de mí cuando te veo.

Es necesario que lo sepas, mi niña

que cada noche sin quererlo te escribo

que la soledad me hace verte bien

me hace quererte y añorarte.

A veces quisiera sentir a través de ti

saber que es lo que piensas

ver cómo es que me miras

meterme en tu mundo.

Me muero por saber que es lo que vive en ti

que me digas que umbral es el que vivo

que cielo o que infierno me espera

que me des más de tu cariño.

Es necesario que hoy hablemos de verdad

de los silencios, de las pausas

de las sensaciones que provocas

de tus sueños

de tus alas.

Es necesario que sepas todo

aunque ya lo haya dicho mil veces

aunque el silencio me embargue

aunque el miedo me detenga, una vez más

es necesario que lo sepas

es necesario que lo diga

es necesario que este vacío se vaya

es necesario, como tú en mi vida

Inolvidable...

Quiero ser inolvidable,

resulta ser más prometedor que lo eterno;

lo eterno puede quedar,

perdurar por la historia,

no importa si no signifique nada,

permanecerá ahí,

te podrá recordar que está ahí,

sin embargo puede no hacerte sentir.

Prefiero ser inolvidable;

no importa si me voy,

ni siquiera si me dejas,

si un segundo pasa,

o un milenio,

quiero dejar mi marca en ti,

para que cada vez que lo recuerdes siga ahí,

para que me beses aún cuando este lejos,

para que tu alma siempre tenga algo de mí,

para que tus sonrisas lleven mi nombre,

para que sientas lo que siento.

Inolvidable antes que eterno,

es lo que ofrezco,

un amor de esos que ya no existen;

entregado por completo,

sonriente ante ti,

en el que cada instante cuente,

no importa cuanto duré,

sino cuanto lo sientas.

Inolvidable...

Esa luna

La luna vive en tus ojos de avellana,

se despliega magnífica cada que sonríes,

con la sencillez con la que vives,

con la pureza de tus sentimientos.

Me miras y sonríes,

callas todo eso que yo ya sé;

me lo dijiste en un beso,

me lo dice en la forma en que me miras.

Me dices que puede ser efímero,

que no te quiera, 

que ya no vea la luna en tus ojos;

me mientes, 

te mientes,

el miedo te embarga,

es tan difícil ser feliz que te aterra.

Te sonrío, 

te beso,

te digo un te quiero,

tú no me contestas,

sonríes,

titubeas,

mis manos cubren tu cuello,

te acercas a mí,

el sentimiento te embarga,

lo efímero de un beso se vuelve eterno;

te beso,

aquella sensación recorre los cuerpos,

te atrapa, me atrapa;

flotamos, de nuevo a la luna.

Me está gustando verte en la luna,

otra vez, una vez más,

ahí en ese eclipse cuando pestañeas.

Esa luna que me atrapa.