A veces tu silencio aviva la flama de mi soledad,
acrecienta este fuego que me quema,
que me llena de humo las ideas,
que busca hacer arder mis sentimientos por ti.
El silencio cuando te digo que te quiero,
el silencio cuando te digo lo linda que estás,
la penumbra que crea en mis deseos,
ese vacío que aquilata mi soledad.
A veces me da por buscarte,
por exprimir de ti una palabra,
por no quedarme sediento de lo que sientes,
por saber de tu vida.
A veces tan solo espero,
como aquél viejo que espera el regreso de su amor,
como la montaña esperando las lluvias de verano,
como las hojas esperando el otoño,
así, te espero,
lento y paciente.
En otras ocasiones me da por arder,
por ser tormenta y fluir con intensidad,
me da por gritarte que te quiero,
incauto sabiendo que no responderas.
A veces tu silencio me llama,
me grita sin palabras que me quiere,
o al menos eso imagino,
o al menos eso creo,
o al menos eso quiero.
A veces tu silencio me atrapa,
a veces me deprime,
a veces me nombra,
a veces tu silencio me quiere,
pero no me queda más que esperar...
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