Somos dos recuerdos que juegan a olvidarse;
dos almas que se quisieron y hoy se alejan,
dos pequeños que jugaron y hoy se despiden;
somos dos amantes improvisados,
esos que no supieron amarse,
esos que no quisieron quererse,
a los que les dio miedo lastimarse.
Somos dos flamas en la misma hoguera;
de esas que no se tocan,
de esas que están a la orilla de la chimenea;
somos dos madroños que no florecen;
dos cerezos que se secan en primavera;
dos inviernos juntos.
Somos esa contradicción de luchar y no luchar;
somos la pareja perfecta en el momento incorrecto;
somos las letras de Sabina,
los poemas de Sabines,
los sabores del tequila,
el olor a tabaco
y tu moka blanco.
Somos una historia que se niega a irse,
pero que ya va muy lejos;
somos ese cuento que se niega a terminar,
pero que desde hace mucho tiene un final;
somos dos tercos jugando a no hacerse daño,
a no lastimarnos,
sin pensar que hacemos más profunda la herida.
Somos, sin serlo y sin que en algún momento lo seamos...
dos almas que se quisieron y hoy se alejan,
dos pequeños que jugaron y hoy se despiden;
somos dos amantes improvisados,
esos que no supieron amarse,
esos que no quisieron quererse,
a los que les dio miedo lastimarse.
Somos dos flamas en la misma hoguera;
de esas que no se tocan,
de esas que están a la orilla de la chimenea;
somos dos madroños que no florecen;
dos cerezos que se secan en primavera;
dos inviernos juntos.
Somos esa contradicción de luchar y no luchar;
somos la pareja perfecta en el momento incorrecto;
somos las letras de Sabina,
los poemas de Sabines,
los sabores del tequila,
el olor a tabaco
y tu moka blanco.
Somos una historia que se niega a irse,
pero que ya va muy lejos;
somos ese cuento que se niega a terminar,
pero que desde hace mucho tiene un final;
somos dos tercos jugando a no hacerse daño,
a no lastimarnos,
sin pensar que hacemos más profunda la herida.