Cuando te miro te conviertes en magia,
a veces en un encanto,
un dulce hechizo que me acerca a ti,
que me cubre y me protege,
que me hace levitar,
que me transporta a tu lado,
que me vuelve tuyo;
otras, eres más como un maleficio,
uno que me aleja de ti,
que me envenena y me esconde,
un conjuro que me deprime,
que evita que estemos juntos,
que te lleva de mi lado.
Al final, te miro y eres magia,
con esos ojos tan tiernos,
con tu genio infernal,
con tus suaves y delicadas manos,
con tu sonrisa traviesa,
con tu mirada de mujer,
con tu cuerpo de diosa;
con esa magia tan tuya al poderte mirar.
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