miércoles, 23 de marzo de 2016

Ella

Ella hablaba de amor como si no lo hubiese sufrido;
era un eufemismo,
aquella fémina sabía que lo era.

Se demolía el corazón cada noche,
y con él, el mío;
ella aún hablaba del amor,
no sabía si creerle.

Ella era así, como una flor;
con esa belleza efímera en su ser,
con la cobardía de fallar;
pero aún tenía el coraje de volver a amar.

Ella era así,
como la contradicción eterna;
el sol y la luna;
el bien y el mal;
la pasión.

Ella era mi deseo,
una diosa de carne y hueso;
ella era la ofrenda que tenía a los dioses;
mi eterna amante;
ella era la sensualidad.

Ella era pechos redondos y perfectos;
era musa de muslos firmes y húmedos;
ella era la razón de mi poesía;
era mi desquiciante placebo.

Ella era única;
de esos amores únicos;
tan singular y a la vez tan del montón.

Ella era un sol.
Ella era, sin mí.
Ella era mía.

Ella es...

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