domingo, 27 de marzo de 2016

Los dioses no saben amar...

Te sigo sintiendo,
húmeda, cálida, pasional;
con el deseo en la boca,
llamándome desde el horizonte de la habitación;
convenciéndome que no eres una diosa,
me estrellas un «los dioses no saben amar, yo si» en el pecho.

Me cuestionas y contestas sola;
sabes que te amo;
que te deseo, que eso aún es peor; 
que soy tuyo.

Que habito tus senos perfectos y redondos;
que nado en tus pupilas dilatadas;
que tu sonrisa es mi arrebol;
que mientras te amo me siento libre,
con una maldita libertad efímera en tu vientre.

Me haces tuyo;
me despojas.

Simplemente no puedo alejarme de ti;
de esas medias que llegan a tus muslos,
de tu caminar hacia la cama,
de tu anochecido pelo sobre mí,
de tu cadera cadenciosa mientras estoy en ti.

Estoy enamorado de ti; 
de esa anárquica figura de tu silueta;
perfecta muestra de la belleza de la simpleza;
no hacen falta leyes ni reglas
tú haces paz con miradas,
guerras con gemidos,
treguas con besos.

Eres esa sensación de plenitud.
Eres mi Estado y mi nación,
mi excepción y mi dictadura.

Todo por tus muslos cálidos,
porque al final me regañes;
me grites sonriendo,
me ames... Como siempre. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario