Ciertos días enfermo de melancolía,
de soledad,
de momentos que no regresaran,
de sutiles bromas del destino.
A veces enfermo por no tener que hacer,
otras, por tener mucho,
pocas por mirar una foto vieja,
muchas por querer un beso.
Y así, poco a poco voy muriendo de soledad,
poro a poro mi cuerpo te pide,
enfermo de esta soledad maldita,
envenenado por tus caricias.
Aquí estoy clamando por tus pupilas,
por tus muslos cálidos y húmedos,
por tus pechos suaves y cómodos,
por que me cures de esta soledad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario