martes, 20 de diciembre de 2011

Crónica de una monta...

Mi corazón estaba acelerado, mis sentidos enfocados como casi nunca lo habían estado, era la primera vez que mi madre y mi amada me veían hacer lo que tanto me gustaba y para lo que era sumamente bueno.

En las gradas de aquél lienzo no cabía una alma más, era la fiesta de San Juan y había que lucirse ese día, desde que me levanté sabía que ese sería un gran día,la banda tocaba el muchacho alegre, era mi turno, había que lucirse.

Mis espuelas de plata recién pulidas brillaban con la misma intensidad del sol, mis chaparreras estaban preparadas para lo que viniera, mientras apretalaba sentía como si aquél toro me mirará con furia, no me importo.

Llegaba la hora, solo me persigne, me encomendé al patrón, pidiéndole que me tocará la mejor suerte, pedí puerta, al momento de caer sobre los lomos de aquél animal nuestros corazones se unieron, sentía una lucha de sentimientos en mí, por un lado la ira que me transmitía aquél toro, pero quería lograr lo mejor para no defraudar a las dos bellas damas que más amo en está vida.

Aguante los primeros reparos, a una sola mano salí, a aquél animal parecía que se la había metido como debe de salir un buen charro, mi barbiquejo se resbalaba, pero no logro aquél vacuno ni siquiera moverme, aguante todos su reparos, quité el verigero, ya el novillo solo corría, busque el momento idóneo para bajarme de el, al momento de pisar tierra mi alma descanso, volteé hacia las hermosas damas y descubrí con gozo que ambas lloraban de felicidad, mi padre aplaudía orgulloso, mi hermano desde su caballo soló me miro con una sonrisa también de orgullo, ahora solo esperar a que termine la faena...

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