domingo, 19 de marzo de 2017

Requiem a lo que no pudo ser.

Y al final, así como llega se va,
como una sombra al medio día,
confundido,
cegado ante la ironía de la vida,
esa injusta parca risueña que se lo ha cargado,
ante este sentimiento de impotencia.

Aún me pregunto si fue un suicidio,
si el mismo amor se ahorcó entre tanto;
las palabras no dichas,
los besos no dados,
-esos ingratos que duelen tanto-
o en aquellas caricias que no dimos,
en esa sensación de vacío,
en tus miradas temerosas.

Me susurra la muerte maldita,un asesinato;
de estas ganas que no supieron llenarte,
de estas manos que se quedan con ansias,
de estos destellos malditos de baile,
de los tangos que no danzamos;
de la soledad que me atrae de nuevo,
de ti, sin quererme decir que hay dentro.

Al final, se fue como llegó;
con la solidez de un golpe,
con la sorpresa intempestiva,
con mi corazón en la espuerta,
con la inmarcesible añoranza,
con la ilusión,
con mi corazón entregado.

Se fue, te fuiste, me fui;
como el arrebol con el tiempo,
con la perenne soledad,
con tu intermitente decisión;
con los intentos de los dos por amar.

Se fue,
te vas;
con parte de mí,
con las letras y los susurros,
con los besos y los credos,
con ese preticor de tus manos,
con este engaño de sempiterno;
algo tan etéreo y delicado que no pudo nacer.

Se va, 
doliendo en el alma y en el corazón,
en el ego y en la pasión;
se va, porque así sucede,
porque los silencios pudieron más,
porque la lucha sigue y no;
porque no se supo nunca si habría de llegar.

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