domingo, 5 de marzo de 2017

Te imaginé...

Te imaginé tumbada en la cama,
sonriente y cautelosa,
al acecho,
eras ese leopardo al punto del ataque;
de tomar a tu presa y devorarla,
devorarme.

Te imaginé mientras caminabas hacía el espejo,
mientras sostenías tu cigarro,
mientras me mirabas enamorada,
mientras me soplabas un beso.

Te imaginé sonriendo,
contoneando tus poderosas caderas,
con tus clavículas como lanzas,
con tu cuello y ese deseo que me despierta,
con tu hermoso cabello cayendo sobre tu pecho,
con tus dedos largos y delgados llamándome.

Te imaginé así,
presa del deseo que me invade,
llena de tu sensualidad nata cuando sonríes,
envuelta en ese velo de pureza,
con la contradicción divina de la pasión.

Te imaginé leyéndome,
ahora, mordiendo tus labios.

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