sábado, 26 de julio de 2014

Hogar

Entre los dátiles del deseo se esconde tu rostro,
magnifico, poderoso, sutil,
como ese suspiro encerrado en una urna de cristal,
en esos besos mandados en una rosa,
en esos versos escritos en el sofá, 
en las miradas a los ojos que te sonrojan.

Tus labios, como dos barreras me nombran,
me alejan y me atraen,
gravito en la inmensidad de tu mirada,
surfeo las olas poderosas de tus pestañas,
y luego, me encuentro a mí,
escondido en el fondo de tu espacio,
amarrado a un corazón latente,
poderoso orbe de paz,
lugar que me abraza a sí,
hogar.

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