miércoles, 11 de enero de 2012

Despedida.

Después de cabalgar a través de cerros y llanos mi amigo y yo llegamos a una planicie, me quité mi sombrero, era una hermosa tarde soleada adornada solo con unos pincelazos de nubes blancas, sobre el horizonte el sol caía, una fresca brisa traía a nosotros el tierno abrazo del aroma del campo, ese aroma a tierra y pasto, ese aroma que acompaña a la libertad.

Desmonté y le dije a mi amigo "te he traído hasta aquí para devolverte a donde perteneces, hemos cabalgado juntos por mucho tiempo pero es momento que regreses al origen, a donde en verdad perteneces."

Delante del sol que estaba cada vez más cerca de aquella montaña cientos de caballos corrían libres, se dirigían hacia donde estábamos los dos, debajo de la pequeña colina en donde nos encontrábamos, corrían libres, mis ojos añoraban esa libertad.

Comencé a aflojar la montura hasta que por fin cayó, quité la carona de tu lomo, mi respiración se entrecortaba, mi vista se llenaba de agua, el momento llegaba.

El último nudo que te ataba a mi mundo era el freno, lo quité, me miraste como preguntándote que pasa, yo tenía un nudo en la garganta, trague saliva esperando que ayudara, solo te dije "Gracias amigo, gracias por ser mi más grande confidente, por ser mi cómplice en más de una de las grandes aventuras de mi vida, gracias por todas las enseñanzas que me has dado, pero me he dado cuenta que tu no perteneces a donde estoy yo y es que tienes un alma tan parecida a la mía que no me permitiría mantenerte cautivo, está es tu vida, corre, abre tus alas, conviértete en un pegaso, en ese pegaso que vuele en aras de la libertad, ahora galopa libre, únete a los tuyos, házlo por mi.

Por un momento en mi alma sentí como si me respondiera a través de su mirada, ese gran corcel me dijo más que mil palabras con ese simple mirar, de todas esas palabras yo me quedó con una sola frase, gracias amigo, el tardo para voltearse, cuando lo hizo corrió, libre como lo era, libre junto a sus hermanos.

Esa tarde, no perdí a un amigo, lo hubiese perdido de atarlo a mi mundo, esa noche gane un gran amigo, un espíritu de grandeza y libertad que ahora galopa por los llanos de la eternidad.

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