martes, 17 de enero de 2012

Panorama...

Sentado, viendo hacia lo lejos, el panorama es hermoso, una linda tarde soleada solo adornada con pincelazos de algodón me hacen suspirar, me hacen pensar en ti.

El azul del cielo no tiene igual, me hace recordar los momentos que tenemos para los dos, esas pequeñas nubes me invitan a recordarte, a pensar en esos momentos en que como algodón los dos nos unimos en un solo sentimiento.

La tranquilidad me invade, enerva cada uno de los poros de mi ser, no sé como pasó, pero en mi mente solo estas tú, solo tú eterna dueña de mis pensamientos.

El tiempo pasa, la tarde poco a poco expira, no sin antes llevarse con ella cada uno de esos hermosos recuerdos que ella misma ha traído, cede su lugar a la luna, esa misma que es testigo del gran amor que siento por ti.

Esa luna que me hace pensarte con más ganas que nunca, que se convierte en un telescopio para las almas, ya que cuando estamos lejos, me basta con ver aquel hermoso orbe para saber que tal vez a cientos de kilómetros del otro lado estés tú viéndola al mismo tiempo que yo.

Me ayuda a disipar mis ideas, esa luna que pareciera me susurrara al oído lo que te tengo que escribir, lo que le dedicaría sin titubear a mi musa, la dueña de estos versos que parecieran no tienen son.

Niña, te encuentro por todos lados, te veo en cada sombra, te extraño como se extraña el hogar y niña, doy gracias a que ese amanecer, ese ocaso, esa luna me recuerden a ti, porque tu te has convertido en algo muy importante para mi.

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