domingo, 23 de febrero de 2014

Yo no escribo poesía...

Desde tu desnudez admiro la poesía,
la miro en tus pupilas, 
la toco en tu suave y tersa piel,
la escucho de tus angelicales labios.

Al estar en ese cenit,
el silencio es el sublime sonido del amor,
de la paz,
del calor que desprenden tus muslos,
de la dulce tonada que me das mientras beso tu cuello,
se hace poesía sin querer,
porque eso es el amor,
un acto de fe convertido en arte,
una caricia convertida en canción,
un beso certero que dibuja un pincelazo,
un abrazo que en un verso se transforma al final.

Puedo encontrarme destruido entre tus manos,
más nunca estaré muerto en ti,
la semilla que he sembrado en tus labios,
te hará repetirme hasta tu propio fin.

Vivo en una zona de guerra,
aquella que forma tu mente y tu corazón,
aterrado escribo desde mi trinchera,
una tregua para está bendita ocasión.

Más me desencanto de las leyes,
me ilusiono con tu dulce mirar,
con la simetría perfecta que gozan tus brazos,
y tu pecho abierto queriéndome amar.

Yo no escribo poesía, 
traduzco tus formas y tu bestial amor,
yo sólo escribo en tu nombre,
la poesía que tú vives con tanta pasión.

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