miércoles, 12 de febrero de 2014

Océano

Vivo anclado al tibio color naranja del ocaso,
del suave y taciturno beso de amor,
de la violenta y cálida caricia,
anclado a un mar de esperanza.

Entre ese inmenso mar lleno de ilusiones,
hay barcazas que acompañan mi destino,
navíos llenos de fe y nostalgia,
algunos, tan sólo botes de soledad.

Yo me halló aquí, surcando este mar,
como el almirante que decide abandonar su hogar,
para encontrar en el océano su propio nido.

Soy prisionero del mar que me lleva a ti,
del agua que me guía hasta tu costa,
de este viejo barco y de la marea,
de esta vieja brújula sin dirección.

Confío en que pronto pueda tocar puerto,
encontrarte tranquila usando tu solera,
sentada en la playa leyendo, bebiendo y saludando,
con la sonrisa apretada de encontrarme al fin,
cansada de esperar y corriendo hacía mí.

Por eso yo sigo surcando este océano,
buscando miles de tesoros en mi devenir,
para que cuando logre encontrarme en tu rostro,
te entregue mi alma, en un gran festín.

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