El amor es una tregua entre sus demonios y los tuyos,
entre la calma que antecede al huracán y la paz,
entre el estrepitoso silencio y el suave grito de amor,
entre sus uñas clavadas en tu espalda y un beso en los labios.
El amor es también la guerra entre los dos,
un conjunción de dos caóticos corazones en uno solo,
de dos granadas a punto de estallar,
de dos balas a punto de chocar.
El amor es vida, porque él la crea y la destruye,
es igual al agua despeñándose, poderosa y vociferante,
pero también como un felino, violento y sigiloso.
El amor es tan simple como un beso en los labios,
tan complicado como tratar de explicarlo,
tan necesario como necesitar respirar,
y tan destructivo como enamorarse sin tino.
El amor es un nicho de alegría y sufrimiento,
es aquella contradicción mágica que llena de vida el ser,
desde la dicha que hace parecer a la vida un sueño,
hasta el sutil dolor que paraliza tu ser y te recuerda que vives.
El amor es en sí mismo una contradicción,
es la guerra y la paz, el cielo y el infierno, es vida y muerte,
es también la maravilla de sentir, de vivir y de soñar,
es entender los misterios del ser, sin serlo,
es estar fuera de sí y sin embargo siendo por el otro,
para acabar pronto el amor es sencillo, nos hace vivir.
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