miércoles, 5 de febrero de 2014

Invierno.

Entre un café y tu sonrisa se pasa mi vida,
tan frágil y sana que cabe en tu sonrisa,
en ese preciso instante cuando me miras discreta,
en aquel tenue suspiro que ilumina la luna.

Vivo atrapado entre pasiones y sueños,
entre caricias no dadas y besos eternos,
entre tu piel y tus ojos, 
o entre tus dulces labios,
vivo pegado a la sonrisa que me has dado.

Con un suave guiño me encuentro en tus ojos,
en esas cafés pupilas me siento gozoso,
es un souvenir que mi alma reclama,
ese recuerdo de mirarme reflejado en tu alma.

Con un velo tú cubres tu rostro,
discreta, misteriosa, me llenas de gozo,
con la ligereza de tus pasos bailas,
al final es tu vientre quien me hunde la yaga.

Con un suave beso me miras tranquila,
en mi cuerpo me invade una gran algarabía,
es que a tus labios por fin he besado,
este gran soñador que por ti a soñado.

Así entre el café y tu sonrisa fui dándote la vida,
con albas llenas de destellos y de una sutil alegría,
junto al invierno cruento con el que coincidimos,
que desde aquél suave beso, el calor ha traído.

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