viernes, 21 de febrero de 2014

Fémina...

Desde tus caderas surge el viento que da vida,
en tus montes la brisa que me da paz, 
desde el valle largo que forma tu vientre te miro,
es preciso que te tenga que amar.

Entre tus paredes tallo mi nombre,
lo grito y tu eco me hace vibrar,
de pronto la seda de tu dulce mano,
me toma y en silencio te empiezo a besar.

Ya te has convertido en mi patria amorosa,
esa que sin duda en su defensa voy a luchar, 
eres la morada de mis cansados pasos,
el rincón donde mi alma se sienta a jugar.

En tu cuerpo desnudo escribo mil versos,
en mi mente los grabo en la roca de amor,
eres para mí lo que fue para mis ancestros,
la madre que se conecta desde el corazón.

Eres la vida, la muerte y hasta la divina existencia,
eres sol que brilla sin desvanecer,
eres tú la luna que cuida mis pasos,
eres la niña que se hace mujer.

Yo te amo desde mi esperanza,
con la fe puesta en tu bello ser,
eres quien me bendice con tanta belleza,
y que me castiga con su hondo placer.

Eres tú, la diosa, la hembra,
la madre, la tierra y la bella mujer,
eres tú, grandiosa, 
la misma que ha dado sublime placer.

Hoy te escribo desde tus colinas, 
desde tus valles eternos o tus labios bellos,
hoy te escribo desde tus salinas pupilas,
desde el manantial secreto de mi deseo eterno.

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