miércoles, 29 de enero de 2014

Tu recuerdo.

Como un castigo llega tu recuerdo,
el de tus senos desnudos como almohada,
de tu dulce y suave piel aterciopelada,
de tu olor, de tu sabor, de las tardes robadas.

Áspero como mi barba junto a tus muslos, 
trepidante como tu humedad,
estrepitoso como un orgasmo,
violento como tus uñas en la cama.

Llega ese recuerdo entre las notas de un vals,
uno que nunca bailamos,
pero que al unirnos en nuestras soledades,
lo gemías para dos.

Llega transparente, como tú,
con tu suave bata de seda que deslizaba por tu cuerpo,
como las medias que te pedía jamás quitaras,
como el impulso de deseo por ti.

Así ha llegado tu recuerdo,
dibujado en tu vientre de azúcar,
en aquél fértil valle en donde se dieron los tulipanes,
en esa zona de paz para mí.

También llega por tus volcanes,
excitados de pasión,
llega como el humo,
te intentó alcanzar, 
pero te difuminas.

Ahora solo tengo el recuerdo, 
de esas tardes que ya no habrá,
pero me siento contento,
porque es en tu cuerpo, donde aprendí a amar.

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