jueves, 26 de abril de 2012

Volar, amar...

Un día una ave se acerco a mi, me pidió que la acompañara, que la siguiera, que ella me enseñaría algo muy importante, algo que marcaría mi vida.

Aturdido y confundido, primero por entender a esa ave y después por saber a dónde y que encontraría, me dispuse a seguirla, a conocer ese misteriosos secreto que me diría.

Esa majestuosa ave me tenía una gran lección que aprender, me llevo hasta lo más alto de la ciudad, ahí en donde podíamos ver todo.

-Cierra tus ojos- me dijo ella, -viajaremos de una manera diferente, algo que nunca has experimentado- no sé que tenía que me hacía confiar tanto en ella.

Cerré los ojos, cuando los abrí estaba en la cima de una montaña cubierta de nieve, las corrientes de aire helaban mi espina dorsal, ahí, entre nubes ella me explico que amar se parecía mucho a volar, que hay que aprender poco a poco, que son tus padres los que te enseñan a hacerlo, pero cuando tú eres capaz de reproducirlo, vuelas, encuentres un nido y enseñas a volar, que habrá veces que caigas en picada pero que encontraras la manera de levantar vuelo y llegar hasta las alturas para seguir volando.

Me dijo que de las aves tenía que aprender cómo volar, entonces entendí que las alas todos las tenemos, pero lo importante es saber como volar, como levantar vuelo y sobretodo mantenerte, estar atento para que nunca te desplomes.

Me llevó con sus compañeras, poco a poco me contaban como es que cada una de ellas volaba, yo, poniendo atención iba asimilando toda esa lección.

El águila me dijo que volará siempre observando, que nunca descuidará los detalles, el búho me dijo que la sabiduría te ayuda a volar pero que en la oscuridad es más fácil confiar en tus instintos para poder levantar vuelo, el albatros me enseño con sus enormes alas a abrazar el viento para así mantener el vuelo por un largo tiempo, la paloma me enseño a volar en libertad, el colibrí a que cada aleteo además de mantenerme en el aire, me recuerda los latidos de mi corazón cuando veo a esa persona especial, un sin fin de aves me dieron sus enseñanzas, para así enseñarme a volar.

Aún no aprendo tan bien a volar, perro sé que los desplomes me enseñarán, eso y que otra linda alma quiera volar a tu lado...

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