viernes, 6 de abril de 2012

Luna de Abril.


¿Qué hacer cuando extrañas de sobremanera a esa persona que hace de tu vida algo sin igual?, ¿Qué necesitas para hacerle saber que es especial?, ¿Qué loca cosa tienes que inventar para que se dé cuenta que ella no es como las demás?.

Buscando una respuesta a estas interrogantes que me inundaban una templada noche de abril, la vi, la vi radiante, más que nunca, mientras yo pensaba en la distancia que hoy nos impedía darnos un beso, abrazarnos como sólo ambos sabemos ella me observaba estoica, inmóvil, pareciera que apartara las nubes de su alrededor de un manotazo pidiéndome que la mirara.

Esta luna que me reclamaba que por qué no la usaba, que por qué a través de ella no miraba a mi musa, que en ella mirará reflejados aquellos dos luceros color café que inundan mi mirada y me llevan al borde de las lágrimas de felicidad.

En un momento cuando aparte a esa luna de mi mirada, parecía que escuchaba su voz, tu voz, que me decía, que me pedía que mientras tu mi pequeña y hermosa musa la miraba del otro lado, yo la siguiese observando de este lado y en ella fundirnos en el amor.

Hoy este grandioso orbe me invita a soñarte a mi lado, a saberte cerca de mi, a sentir tu respiración pegada a mi cuello, a escuchar como susurras cerca de mi oído, a imaginar tus tiernos besos cerca de mi.

Hoy yo quiero soñar contigo, conmigo, con esa hermosa luna que nos ha unido, que nos ha convertido en un solo ser, en tu y yo juntos hasta el amanecer y por un largo tiempo hasta envejecer.

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