Esa simetría tan tuya al sonreír,
aquella de los misterios en tus ojos,
de las cosas insignificantes llenas de valor,
de tu valor.
De conocer a tu ser en un rincón,
de esos rincones en donde la esencia se ausenta,
se impregna en un papel,
o en una hoja seca que llegó a la primavera,
que viaja en tu mirada,
o que solo se postra en un callejón.
La simetría se rompe en un solo momento,
cuando me atrevo a hacerte dejar de sonreír,
cuando la hostilidad se presenta en un beso,
cuando mis labios se unen a ti.
Y es ahí cuando la perfección tan tuya se rompe,
porque sin querer te adueñas de mí,
me haces tan tuyo como es tu nombre,
cuando la simetría de tu alma comienzo a partir.
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