Desde tu sonrisa nace un río;
bello manantial que moja mis sueños,
que refresca mis anhelos,
que inunda mis ganas de seguir adelante.
Brota de ti, también, una bella luz;
ese impulso a levantarme,
a no ceder, a no dejarme.
Más allá de tus sonrisas,
de ese río y de esa luz;
inicia también el deseo,
ese mismo que me aferra a tu boca,
a tus besos, a tus pechos,
que me ancla a tu cuerpo mientras amo tu alma,
que me recuerda a ti.
Se produce ese tierno aroma a hogar,
a retorno continúo,
a salvación.
Nace de ti ese sentimiento,
esta sensación de paz...
Inherente a ti, mujer.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario