miércoles, 3 de febrero de 2016

Eres...

Eres tan pecado, 
tan placer, tan deseo;
como esa gota de sal que recorre tu cuerpo;
como la humedad que te recorre y te inunda;
como estos pensamientos que brotan de mi mente.

Eres seducción y pasión; 
luces y sombras en un parpadeo;
destello de soles naciendo en tu pecho;
millones de lunas dentro de tu vientre.

Tienes tú una dualidad bendita,
entre el acero y la carne;
entre la tumba y la cuna;
entre tus ojos y tus labios,
en medio de tus senos y tus muslos.

Eres el dulce valle lejano de mis fantasías;
suave y tersa piel que recorre mi lengua,
que besan mis labios,
eres ese deseo que moja tus entrañas.

Eres una sensación de paz en medio de la hecatombe,
ese susurro maternal que te invita a creer;
eres al fin ese ser celestial.

Eres pecado y resurrección,
vida, muerte y paraíso,
sol, luna y luz;
arrebol y misterio;
luna llena y atardecer incendiado.

Eres... Mujer. 

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