martes, 12 de agosto de 2014

Uróboro

El sol resquebraja la mirada miel de tus pupilas,
sorbo a sorbo me tomo el elixir de mi vida,
ese soplo de vida que me lleva a lo mas hondo de mí,
de pronto la oscuridad nos invade,
tu ser ilumina mi vida y la mitad de la habitación,
enciendes cada poro de mi piel,
me haces escribir versos sin sentido,
letras que dejo caer sobre tu cuerpo desnudo,
mágicos ríos de palabras que te inundan,
que se hacen poesía,
que te llenan de mí,
por un momento soy el dueño de la nada,
y con ella de la eternidad,
de aquella mirada atónita que disparas,
de esa boquita rosa que me invade.
Y luego, beso a beso me descubres,
marcas las islas de mi cuerpo,
tan separadas entre sí,
que por juntas que estén están lejos,
las unes, las proclamas tuyas,
eriges puentes desde tu corazón,
orbe rígido que desde su morada me rige,
y luego tu sonrisa,
¿Qué puedo hacer ante ella?
te acercas y yo no sé que hacer,
de mi bolsillo saco un faisán,
al final soy yo el tributo a la diosa,
a mi diosa perdida,
a mi pachamama,
soy el cordero que se sacrifica por su pueblo,
un pueblo devoto a una dictadora,
una nación de uno que se postra ante ti,
y todo por que al beber de tu elixir,
esa explosión de éxtasis,
me lleve al origen,
a morir y vivir en tus brazos,
en tus senos desnudos,
en tu sexo húmedo,
en mi paraíso de redención.

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