Qué hay detrás de un verso,
de esa sensación de amarte con mis letras,
detrás de la mordida feroz del lobo,
o de la más delicada caricia de la luna.
Tal vez nada,
tal vez este la soledad,
o el paraíso.
Es la ambigüedad de tu pecho,
el sueño erótico del poeta muerto,
ese momento de paz,
sutil instante cuando me deslizo por tus piernas,
cuando tus muslos húmedos y cálidos me piden,
cada que te hago el amor,
o cuando te hago poesía,
aquél mágico sentimiento de creación,
que ligado a ti se torna en perfección,
detonador del éxtasis.
Suave sustancia de amor que se eleva,
que nutre o destruye, según su valor;
cariño de tu alma, de esa esencia pura que emana de ti,
que se escapa en tus sonrisas y me hace escribir,
a ti musa de mis voces,
dueña de secretos y emociones,
mujer de los mil rostros y los millones de pechos,
diosa oculta en un vientre virginal,
secreto que se esconde en un mensaje subliminal.
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