jueves, 26 de diciembre de 2013

Pena...

Ante el claroscuro del atardecer me presento,
el diestro que esta noche vino a triunfar,
con un percal en las manos buscando un sueño,
teniendo enfrente a un duro rival.

El burel en suerte se llama "pena",
nombre apropiado para mi actuar, 
con los parches y metales comienza la magia,
en el redondel quiero mi alma dejar.

Entre los duendes me siento dichoso,
camino hacia al toro sin tropezar,
le llamo y acude tan pronto y gozozo,
que entre chicuelinas lo logro torear.

Menuda sorpresa me deja en las varas,
golpeando muy duro en el caballar,
esa puya honda lo deja preciso,
para que las banderillas lo pueda avivar.

Despues de dos tercios la pena está viva,
igual mi agonía por tu cruel amor,
pero es cuando monto mi muletilla,
cuando la esperanza viva me sienta el azar.

Un par de naturales han calado en el tendido,
con un pase de pecho me lleve la ovación,
con una trincherilla he dejado vacío,
este corazón herido por un mal amor.

Con la pena que nombra a este toro,
yo vacío toda esta sensación,
entre los olés que me regala todo el coso,
yo renazco tranquilo entre la ovación.

Otras series le pego a aquél toro,
mi pena se empieza a difuminar,
el toro que embiste cual becerrillo,
me obliga a nunca confiarme jamás,

Con el acero me tiro decidido,
es en el blanco donde logro dar,
el toro se encuentra ya malherido,
pero vende cara la muerte al final.

Entre una escarcha blanca levanto los brazos,
son esos pañuelos que me quieren premiar,
hoy más que todos esos aplausos, 
me llevo la paz en mi alma por el fin de este penar.

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