domingo, 22 de diciembre de 2013

Cronopio de invierno.

Hoy pudiera hablar de dolor y ausencia
en un cronopio como los de Cortázar que vive,
o que más bien muere,
que ya no es un ser verde;
que sufre por un fracaso del corazón.

Hoy sería fácil, escribirle a todo eso;
a la muerte, a la ira, es más, hasta al odio,
pero no,
no porque no quiera,
o porque no lo sienta, 
y ni siquiera porque no lo viva,
porque sin ti esto de la vida, ya no es vida, 
pero si, porque no lo vale.

Vale más recordar un paisaje,
un atardecer o un mediodía;
un desayuno, una comida,
un pleito diurno en la cocina,
una sonrisa, o el hacer el amor.

Vale más regocijarse en lo libros leídos,
en que juntos caminamos más de mil caminos,
en aquello que de verdad nos une, 
no un simple sentimiento del que ya somos inmunes.

Quiero que vivas siempre, 
porque así somos los locos,
aquellos que sus temores,
se los avientan a los lobos.

Por eso yo con esto te entrego todo lo que guardo,
porque un cronopio tonto, 
no vive un sueño roto.

Por último te digo que la fe me falla,
pero que sin descanso tengo por ti una plegaria,
que no te deje Dios ninguno de tus días;
porque a pesar de estar lejos,
nos unen varias vidas.

Adiós hoy te digo,
tragándome tanto,
pero sé que el destino,
nos lo puso por algo...

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