lunes, 23 de julio de 2018

Tal vez solo sea la soledad...

Hay días en que la soledad te nombra,
me seduce, maldita;
me irrita y me convence,
te clama, aquí junto a mí.

Es ese celo diferente,
esta manía de imaginarme contigo,
de no poder,
de imaginarte desnuda ante mí,
de quererte besar,
de acariciar cada palmo de tu piel,
de tocarte como tú lo mereces.

Esa maldita soledad que me recuerda tu nombre,
justo cuando comienzo a olvidarte,
cuando el deseo comienza a irse,
cuando las olas rompen,
el momento en que el tiempo se detiene,
encontrándote de nuevo.

Tal vez solo sea la soledad,
queriendo quitarle el lugar a este amor loco,
este que te clama llorando,
que te pide a gritos,
este que para ti, pasa a segundo plano.

Tal vez sea la experiencia bendita,
esa de tenerte en mis manos,
de tu roce cálido y voraz,
de tu mano enlazada en la mía,
de ese deseo que tengo ante ti,
de mis letras pidiéndote,
de la angustia por no poder,
de esta historia prohibida,
de este amor que no termina por nacer,
de ti, de mí,
de un nosotros cada vez más lejano,
de tu párvula boca,
de tu silueta precisa,
de tus besos y de mí.

Tal vez solo sea la soledad...

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