sábado, 6 de enero de 2018

Musa

Era la perfecta musa para el imperfecto bohemio
la sonrisa impactante para los ojos precisos
la alegría desbordada para la imaginación cauta
la inspiración necesaria para la bohemia escandalosa.

Era las letras que él buscaba
las historias de amor y desamor
la razón de sus borracheras
de sus desvelos
de sus letras.

Era la mujer de sus ojos
la niña que le puso punto y coma a sus actos
el caos que se ajustaba a la pacífica soledad
el huracán que tocó su puerto
la diosa que lo pone a rezar.

Era la piel perfecta
las caderas afiladas y suculentas
las miradas cómplices de pecado
el secreto que nunca guardarán
el amor que nunca pasó
el sentimiento a punto de explotar;
era ella.

Ella calzaba perfecto en sus brazos
tenía la medida perfecta de su soledad
de sus quebrantos.

Ella se puso a remodelar su corazón
aquél que fue clausurado por derribo
por las letras que no fluían
por el exceso de dolor.

Era ella la musa perfecta para el poeta resignado
para el bohemio ocasional
para el enamorado de nacimiento
para el escritor de pacotilla. 

Era la musa perfecta para el bohemio imperfecto.

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