Algunos días me pregunto tantas cosas:
¿qué haría yo sin ella?;
¿le habrá llegado mi carta?;
¿qué hacía antes de querernos?.
A veces las preguntas me agobian:
¿estará bien?,
seguro ya comió;
¿con quién será feliz?
Las dudas vehementes me invaden:
¿de verdad me querrá?;
su sonrisa es perfecta,
¿será por mí?
Y luego llega, me abraza,
las dudas se disipan,
¿sabe a miel?
ojalá nunca la vea marchar.
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