Podría hablarte de la hermosura de tus ojos,
de esas dos almendras suculentas que engalanan tu rostro;
de aquellos mares de miel que me ahogan;
del inefable dulzor de tu mirada.
Pero no, no quiero hablar de lo que todos saben;
prefiero decirte que hay algo que esconde tu mirada;
que desde su profundidad se puede ver tu valentía;
que detrás de esos hermosos ojos hay una mujer.
Prefiero imaginarme hablando a través de tus ojos;
mirarme sencillo reflejado en tus pupilas,
sonreír despojado de mí, mirándote.
Mejor contarte que desde que los vi hay una esperanza;
que de la sencillez de tu charla descubro mundos;
que es en tus letras donde yo me divulgo.
Así prefiero descubrirte, descubrirme;
a través de ti, de tu mirada;
de aquél vacío lleno de emociones,
hermosa contradicción;
de tu rostro de niña que enmarca tu madurez;
de tu sonrisa inagotable frente a la vida,
de tu entereza y de tu virtud.
Descubrir a la mujer, detrás de la mirada.
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