domingo, 17 de julio de 2011

Música...

Dedicado a todos mis amigos músicos...

Siempre he pensado que el músico es aquel que pudo hablar con Dios, entenderle y traducirlo a nuestro idioma.

Su arte, es algo que en lo particular me impacta, de la nada son capaces de hacerte llorar con una triste canción, pero a su vez pueden llevarte hasta el clímax bailando sus ritmos. Son los titiriteros de nuestros sentimientos, esos seres capaces de elevarnos o dejarnos caer.


Claro que los hay de todo, el especializado en desamores que busca que las heridas cierren cuando terminen cada una de sus canciones, el perfecto baladista que parece que te susurra cosas de amor al oído (en mi caso que decir a las damas), el fiestero que te pone a bailar, pero existe un tipo de músico que me llama la atención, el que te cuenta historias mientras te canta o te interpreta sus partituras.


Ese interprete de sentimientos me mantiene atento a él en todo momento, es como un buen libro, te envuelve hasta que terminas con su interpretación, empapado claro, de toda su esencia mística.

Tal parece que nos espiaran, ya que por más que no queramos siempre una canción nos queda en todo momento. Forman ese soundtrack de nuestra existencia que nunca nos abandona, pues hasta el ermitaño tiene una secuencia de sonidos y silencios en su vida.


Por eso admiro a los músicos, porque además de ponerle ritmo a la vida, nos dan perfectas formas de expresar lo que sentimos, sin decirlas directamente.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario