martes, 4 de octubre de 2016

Trigueña

Gota a gota el sol te baña,
dora tu piel blanca como la nieve,
la dota de ese color dorado,
ese color que combina con tus sueños.

Tu mirada, ese cielo donde se puede volar,
el lugar donde salto al vacío cada noche;
en donde encuentro confort para amar;
la eternidad perdida en tus pupilas.

Ese color a tierra bravía que ahora tiene tu cuerpo,
ese paisaje trigueño que me invita a cosechar,
a comer de el,
a polinizar cual enjambre;
a vivir en ese trópico perfecto de tu vientre,
aquél triángulo perfecto de pasión;
el lugar donde se esconde el misterio de la vida,
de mi vida y mi muerte entre tus brazos.

Tú estás tranquila, ahí, tomando el sol;
llenándote de su poder,
dorándote de belleza,
sonríes, sabes que te miro;
sabes que te hago poesía;
sabes que vivo de ti, de ese dejo de inocencia de ti;
de tu bonito e ingenuo rostro,
de tus pecas y tus lunares.

En fin, a veces quisiera ser el sol,
tan solo para llenarme de ti. 

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