Fuimos, fuiste, fui;
esa historia condenada a no ser;
una pasión inmersa en tus muslos dorados;
poder y licencia;
sabor y sonrisas.
Fuimos ese cuento de Beethoven,
ese poema de Hawkins,
la sinfonía de Nietzsche;
esa maldición de lo que no es.
Fuiste la presencia bendita;
suave angel de la muerte,
escalera al cielo que me inunda el alma;
muslos firmes y pechos serenos;
sonrisas de cristal y orgasmos supremos;
fuiste mi especial emoción.
Fui, poco a poco;
sonriendo roto mientras me dices adiós;
el hombre más fuerte que te amó;
la sonrisa de complicidad después del amar;
el humo subiendo por tus caderas;
fui, así sin ser.
Fuimos, fuiste y fui...
La historia de un amor conjugado
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