martes, 20 de octubre de 2015

Eres...

Pareces tanto a una marejada,
como un ciclón tu falda me rosa;
desbordas los instintos más profundos en mí,
me cazas, me elevas y me tiras.

Como el sol sales cada amanecer,
sonriente, radiante,
señalando al horizonte, 
dándome rumbo.

De repente con la noche caes,
sobre mí, dejas caer tus suaves pétalos; 
tu tersa piel de niña me descubre,
me alimenta;
tu ego de diosa me absorbe;
soy este sacrificio de los hombres hacia ti.

 Las penumbras nos llaman, 
el deseo ilumina el recinto,
el inherente olor del placer que sale de tus poros me asfixia,
eres tú,
lo fuiste y lo serás.

Ciclo perfecto de la vida,
diosa encarnada,
sacrilegio hermoso,
deseo superfluo y carnal.

Eres pecado y redención;
eres pasado y futuro;
eres sonrisa y lágrima. 

Me alegro, porque eres...

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