Amanecí, como siempre amanecía,
con tus pupilas pegadas en mí;
con tu tibieza entre mis brazos;
con tu aroma de mujer.
Amanecí como cualquier otro día,
con el sonido de tu respirar;
con tus sueños enredandome la esperanza;
con tu cabello suelto envolviendome la cara.
Amanecí, de nuevo como siempre,
con la sonrisa pegada en tu mejilla;
con el sabor de tu beso matinal;
con el sentimiento de tu amor.
Amanecí, otra vez como otras veces,
enamorado de tu sonrisa;
ilusionado con tu figura angelical;
añorando la tibieza de tus pechos;
con la fe puesta en tus sueños;
Implorando un beso de tus labios;
en fin, otra vez amanecí como siempre,
queriendote un poco más...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario